Hernán Cortés a la conquista de la Mar del Sur

Omar Fabián González Salinas

La toma de Tenochtitlan no satisfizo el ímpetu conquistador de Cortés, quien durante años albergó el deseo de emprender mayores conquistas no solo por tierra, sino también por vía marítima a través del océano Pacífico, entonces conocido como la Mar del Sur. Los españoles tenían relativo conocimiento de este gracias a la expedición comandada por Vasco Núñez de Balboa, quien en 1513 llegó a sus aguas en costas panameñas. Siete años después, Fernando de Magallanes descubrió un paso de conexión entre este océano y el Atlántico, hoy conocido como el estrecho de Magallanes.

 

De acuerdo con el cronista Bernal Díaz del Castillo, cuando en 1521 Hernán Cortés preguntó a Moctezuma cuál era la zona de su imperio más rica en oro, este nombró una provincia llamada Zacatula, localizada hacia el sur. Se trataba de una región ubicada en la desembocadura del río Balsas, en las costas de los actuales estados de Michoacán y Guerrero, lugar donde floreció un reino prehispánico de origen náhuatl conocido como Zacatollan.

De inmediato, la zona despertó en Cortés un marcado interés por su supuesta riqueza minera y porque representaba la oportunidad de establecer un astillero para construir barcos y emprender exploraciones por la Mar del Sur. El interés fue tal, que cuando el conquistador tuvo frente a sí a la embajada purépecha que le fue a ver a Tenochtitlan a los pocos días de que esta fue rendida, les cuestionó si es que a través de su imperio también era posible llegar a dichas costas.

Con la información recabada, Cortés envió una expedición a cargo de Gonzalo de Umbría a la búsqueda de Zacatula. A su regreso, este confirmó que la región efectivamente era rica en oro. Posteriormente, otra expedición, ahora dirigida por Juan Rodríguez Villafuerte, volvió a la desembocadura del río Balsas, donde junto con 122 españoles fundó la Villa de Nuestra Señora de la Concepción de Zacatula, el día 8 de diciembre de 1522.

Acto seguido, se dio paso al anhelado astillero; sin embargo, la construcción de los barcos no fue tarea fácil, pues todo el material necesario fue llevado desde Veracruz, donde se encontraban los restos de las naves que meses antes Cortés había mandado desmantelar –mas no quemar, como cuenta la leyenda–. La mano de obra vino de parte de indígenas aztecas, además de mil seiscientos purépechas facilitados por el cazonci (gobernante purépecha).

Pese a las complicaciones que significaban las largas distancias y la geografía accidentada para acceder al puerto, Cortés se mostraba optimista por lo que esperaba encontrar en sus exploraciones por la Mar del Sur, tanto que en su correspondencia al rey de España (las famosas Cartas de relación) le hizo saber que a través de estas aguas descubriría muchas islas con abundante oro, perlas, piedras preciosas y especerías. Hacia esas fechas, Cristóbal de Olid, quien había hecho campaña militar en Zacatula y Coliman (costas de los actuales Guerrero, Michoacán y Colima), mencionó a Cortés haber escuchado de la supuesta existencia de una isla llamada Ciguatán, que se encontraba poblada exclusivamente de mujeres, además de ser rica en oro y perlas. Sin duda, esto debió incentivar aún más el deseo de Cortés por explorar la Mar del Sur.

Gracias a la cuarta carta que Cortés escribió al rey (1524), sabemos que el conquistador tuvo información de la proeza de Magallanes y hasta consideró la idea de llegar al paso marítimo que este transitó y que conectaba al océano Atlántico con la Mar del Sur –obviamente no tenía conocimiento claro de las magnas distancias marítimas que planeaba navegar.

Empero, las noticias del viaje de Magallanes sembraron otras ideas aún más ambiciosas en la cabeza del conquistador: en 1526 escribió al monarca revelándole su intención de aprovechar el puerto de Zacatula para llegar a Oriente, donde además de realizar nuevas conquistas, también entablaría las ansiadas rutas marítimas que pudieran restablecer el comercio entre europeos y asiáticos en una vía alterna a la portuguesa que circunnavegaba África.

En otras palabras, Cortés estaba proponiendo hacer realidad el que alguna vez fue el objetivo de Cristóbal Colón. Tan grandes eran las expectativas puestas en las exploraciones, que incluso Cortés le hizo saber al rey que él mismo estaba dispuesto a dirigir dichas expediciones.

 

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