Fender vs. Gibson, la batallan por el sonido eléctrico

Primera parte

Marco A. Villa

La fama de estas piezas derivaba de las innovaciones en su sonido; para entendernos, es tan distinto como comparar el sonido de la Gibson Les Paul de Harrison (While my guitar gently weeps), con el de la Fender Telecaster que Jimi Hendrix usó en Purple Haze.

 

El joven mexicano Miguel Ochoa, guitarrista y líder de la banda tapatía La Fachada de Piedra (The Stone Facade), la tuvo en sus manos. Había pedido al tendero que se la prestara para rasguearla un poco. Quedó maravillado y no dudó en adquirirla. Sabía que los cerca de 650 dólares que invertiría eran poco. Su sorpresa fue mayor cuando días después se encontró frente a frente con su propietario: George Harrison, de The Beatles. La estaba buscando y quería recuperarla a toda costa. Se trataba de Lucy, la guitarra eléctrica Les Paul Standard 1957 que Eric Clapton le regaló a Harrison en 1968.

Lucy pertenecía a una serie de cien ejemplares que Gibson fabricó con el acabado Gold Top. Sin embargo, la pieza acabó siendo roja porque Rick Derringer, su segundo propietario –el primero fue John Sebastian, de Lovin’ Spoonful–, se acercó a la fábrica de la marca y solicitó un cambio de color al rojizo del modelo SG. Finalmente la vendería a Dan Armstrong. Ahí la compró Clapton para dársela a Harrison, quien la tuvo hasta 1973, cuando le fue robada de su casa en Beverly Hills. El ladrón la llevó a una tienda de esa localidad, donde la compró Miguel Ochoa. Harrison recuperó a Lucy –al parecer en Guadalajara–, pero tuvo que darle a cambio un Fender Precision Bass y una guitarra Les Paul Sunburst.

En el hecho quedaron involucradas las dos marcas que competían en la industria de la música desde hacía décadas con guitarras eléctricas que gozaban de gran reconocimiento entre las luminarias del rock, blues, jazz y otros géneros, como Buddy Holly, Chuck Berry o Dick Dale. La fama de estas piezas, además, derivaba de las innovaciones en su sonido; para entendernos, es tan distinto como comparar el sonido de la Les Paul de Harrison (While my guitar gently weeps), con el de la Fender Telecaster que Jimi Hendrix usó en Purple Haze.

Fender y Gibson contribuyeron a la revolución de la música desde mediados del siglo XX: fueron fabricadas en un solo cuerpo de madera, refinaron la acústica, potenciaron los vibratos, eliminaron el ruido, diversificaron la gama de armonías, entre otras características. Desde el principio también se diferenciaron entre sí por producir su propia diversidad de sonidos, más percusivas las Gibson y más agudas las Fender. Fue así como las composiciones de los grandes intérpretes de las décadas siguientes tendrían un boom mediático en México y el mundo, en el que convergieron su talento y la calidad auditiva que producían las guitarras eléctricas de ambas marcas.

Para Gibson, los primeros años fueron cruciales debido a las escasas ventas. Fue así que decidió asociarse con una figura de renombre y apostó a la estrella de folk y jazz Lester William Polfus, mejor conocido como Les Paul, un popular músico debido a sus éxitos Vaya con Dios y How High the Moon. Al final llegaron a un acuerdo: el compositor no usaría otra guitarra a cambio de que su nombre quedara estampado en el modelo por vender. Para 1952, la guitarra que competiría en el mercado contra la Fender Telecaster estaba lista: era la Gibson Les Paul Goldtop, compuesta por una tapa convexa pintada en color oro, cuerpo de caoba y las míticas pastillas simples P-90.

El principio no fue fácil por su dificultad para tocar, su puente, alto costo y los más de cinco kilos de peso. La Fender Telecaster, por su parte, seguía en la cima comercial, tal cual ocurrió con sus antecesoras inmediatas, la Fender Esquire, la Broadcaster y la Nocaster. Sin embargo, en los años venideros la revolución continuaría con el lanzamiento de dos míticos modelos que hasta hoy permanecen: la Fender Stratocaster y la Gibson Les Paul Standard, como Lucy. (Continuará).

 

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