Queda claro que había por lo menos tres tipos de tamales, en razón de su consumo: los de la gente común, los de los señores y los ceremoniales.

Como en muchos otros aspectos de las culturas prehispánicas, especialmente con aquellos que tienen que ver con ciertas prácticas cotidianas, la información más abundante y detallada sobre el consumo de tamales, y sobre sus características, es la relacionada con los mexicas. Esto se debe principalmente a las fuentes del siglo XVI y en particular a la obra de fray Bernardino de Sahagún, su famosa Historia general de las cosas de Nueva España.

En ella incluye –al hablar de los vendedores– una breve pero sustanciosa descripción de las características idóneas de los tamales, de sus sabores, de sus formas y hasta la de las maneras en que se les cocía. Sahagún también menciona, aquí y allá en esa voluminosa obra, las distintas ocasiones en que se consumían o se ofrendaban algunos tipos de tamales. Queda claro que había por lo menos tres tipos de tamales, en razón de su consumo: los de la gente común (a los que se refiere la descripción de los vendedores), los de los señores y los ceremoniales.

Vela, Enrique, “El tamal entre los mexicas”, Arqueología Méxicana Especial 76, pp. 30-39.

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