El romántico Ricardo Castro

Un virtuoso pianista que vivió entre los siglos XIX y XX
Ricardo Lugo-Viñas

Largas filas se agolpan la noche del 27 de junio de 1902 a las afueras del Teatro Renacimiento, en la ciudad de México; sobre todo de señoritas de la alta sociedad que esperan poder entrar para escuchar el concierto que el dedicado y virtuoso pianista Ricardo Castro interpretará.

En aquella velada musical el compositor da a conocer la que acaso se convertiría en su obra más famosa: Vals capricho. Para entonces, Castro ya tenía a un nutrido grupo de admiradoras, de su música, de su figura y quizá también de esa aura de romanticismo trágico que parecía iluminarlo.

El concierto fue todo un acontecimiento: los aplausos inundaban constantemente el recinto y las loas aparecían a cada pausa del intérprete que, dicho sea de paso, entregó a sus espectadores un bello y novedoso repertorio de música para entonces muy poco conocida en México: obras de Franz Liszt, Frédéric Chopin, Edvard Grieg o Camille Saint-Saëns.

Al finalizar el recital un peculiar asistente tomó la palabra. Se trataba del poeta Amado Nervo, quien anunció, en nombre de la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública, encabezada por don Justo Sierra, que el gobierno del general Porfirio Díaz le otorgaba al pianista una beca de cinco mil francos mensuales para que se marchara a París a perfeccionar su genio musical.

 

Con luz propia en Europa

Ricardo Castro fue el primer pianista mexicano de trayectoria internacional y uno de los compositores más sobresalientes de su tiempo; incluso varias de sus piezas fueron publicadas por casas editoras de París, Berlín y Londres, y también dentro de la afamada casa Wagner. La beca otorgada por don Justo Sierra le permitió, entre 1903 y 1906, mantenerse en el Viejo Continente para perfeccionar su estilo y participar en la vida artística y académica de las capitales de la música europea, brillando con luz propia.

 

Esta publicaciòn es un fragmento del artículo “El romántico Ricardo Castro” del autor Ricardo Lugo-Viñas y se publicó íntegramente en la ediciòn de Relatos e Historias en México, núm. 80.