El patriarca Evaristo Madero Elizondo

La familia Madero y sus redes empresariales en el noreste mexicano (1855-1910)

Mario Cerutti

Los Madero consolidaron su presencia económica en el noreste al contraer matrimonio con otras prominentes familias empresariales, como la de Jorge Hernández Benavides, quien se desempeñó como un importante funcionario del llamado grupo de los “científicos” durante el Porfiriato.

 

Tierras y agro. Ya Vasconcelos había mencionado en su biografía que “Don Evaristo y su familia se contaba[n] entre los más grandes latifundistas del país”. Dicha aseveración –que confirmaron autores más contemporáneos– quedó verificada en los riquísimos archivos del noreste. No es posible señalar aquí todo lo atinente a este flanco de los Madero, pero cabe ofrecer la siguiente síntesis:

1. Antes de asentarse por primera vez en Monterrey (1865), Evaristo Madero era ya poseedor de tierras en grado, por lo menos, interesante. En sus cartas a Vidaurri hablaba de sus predios en la frontera, de sus apenas “ocho mil cabezas de ganado menor” y sobre una denuncia (28/marzo/1861) de diez sitios de tierras que esperaba obtener.

2. En los setenta compra y ocupa las haciendas El Rosario y San Lorenzo, en Parras, de estratégica importancia en su desarrollo empresarial. Y hacia 1875 se reiteran las referencias a posesiones cercanas a Villa de Guerrero y sobre “ranchos de la frontera”.

3. Pero es a mediados de los ochenta cuando parecen ampliarse abruptamente las propiedades rurales de los Madero, y aquí ya juega un papel muy activo el primogénito Francisco. Vasconcelos lo calificó como un “latifundista triguero” que poseía fuertes extensiones en La Laguna y cercanías de Parras.

4. A la sociedad agrícola Madero y Hernández, en la que se aliaron Francisco Madero y su tío Antonio V. Hernández, se le contabilizaron las fincas El Porvenir, San José, Buenavista, Sauceda, Santa Anita y Menfis, todas en La Laguna, además de Potrero Redondo en Montemorelos (Nuevo León) y dieciséis sitios de agostadero en Cuatro Ciénegas (Coahuila).

5. Otras propiedades detectadas en notarios desde 1890 son la hacienda del Suncillo, en Villa de Guerrero; terrenos de Longoria y Agua Verde, en el área de Río Grande (5,000 hectáreas); el rancho San José, en Ramos Arizpe, y la hacienda San Tiburcio, en Zacatecas.

6. Falta puntualizar las compañías agropecuarias o agrícolas que controlaban, y que tal vez eran lo más significativo del sector: Ernesto Madero y Hnos., puesta en marcha en 1896; Compañía de Terrenos y Ganados de Coahuila, fundada en 1899, con asiento jurídico en Parras y que en 1904 contaba 430,825 hectáreas; Negociación Agrícola y Ganadera de San Enrique, constituida en 1905 (su presidente era Francisco Madero; su principal accionista, Jesús González Treviño); Compañía de Tierras de Sonora, constituida en 1904 para “vender, explotar o especular” con 646,274 hectáreas ubicadas en los distritos de Ures, Hermosillo y Altar, en Sonora.

En breve: a) el desarrollo empresarial de los Madero se articuló con vigor y elasticidad a las oportunidades de la economía del noreste y, sobre todo, a su eje principal: Monterrey; b) Evaristo Madero fue un actor sobresaliente en ese proceso; c) tanto Evaristo como sus vástagos inmediatos se integraron y, por su lado, reforzaron las redes empresariales y parentales de tan dinámico espacio regional.

 

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