Conocido también como el ‘68 Comeback Special, el concierto fue grabado con antelación el verano anterior. Según los que trabajaron con él esos días, el Rey estaba nervioso, tímido, porque no había cantado en años.
Después de embarcarse en una vasta y prolífica carrera cinematográfica que incluyó su ficticio pero exitoso paso por el Pacífico mexicano en el que incluso se tiró un clavado desde La Quebrada, cantó Guadalajara, Guadalajara con mariachi y recorrió en bici algunas de las calles del puerto guerrerense, todo como parte de la cinta Fun in Acapulco (1963), no faltaron quienes vaticinaron el cese definitivo de las giras de Elvis Presley, dada la distancia que el artista tomó con sus seguidores desde la última de estas, acontecida en 1961 en Hawái.
En esos mismos años, la revolución cultural que transformó radicalmente ideologías, estructuras y sociedades del mundo por igual, incidió también en la música. En esta nueva reconstrucción social, en esta nueva forma de reflexionar y participar del mundo, decenas de artistas expresaban sus posturas, deseos y anhelos sobre todo aquello que consideraban suyo, convirtiéndose en estandartes de un movimiento pacífico que llenó los oídos, mentes y corazones de millones de ciudadanos alrededor del orbe… aunque Elvis no figuraba entre ellos.
Pero el oriundo de Tupelo, Misisipi, preparaba su regreso, consumado finalmente el 3 de diciembre de 1968, cuando la NBC transmitió a las nueve de la noche el especial Singer Presents... Elvis (llamado así por la empresa patrocinadora). Conocido también como el ‘68 Comeback Special, el concierto fue grabado con antelación el verano anterior. Según los que trabajaron con él esos días, el Rey estaba nervioso, tímido, porque no había cantado en años. De igual forma se preparó exhaustivamente, además de que se le vio jovial y motivado, pese a que en algún momento se declaró indispuesto para salir e improvisar, según relató el director Steve Binder.
Lo que al principio había sido planteado como un especial navideño, terminó siendo una presentación de tres bloques en igual número de escenarios. De hecho, la parte acústica en la que evocó su esencia góspel al tiempo que canta y gesticula con gran intensidad mientras está sentado junto a sus antiguos músicos, es considerado el primer unplugged (acústico) de la historia. Como un relato de su historia musical, Elvis cantó varios de los diversos éxitos que le dieron fama la década anterior, como Heartbreak Hotel, Can’t Help Falling in Love y Jailhouse Rock.
Elvis también tuvo su momento acorde a lo que representó el 68 en EUA y el mundo, pues de último minuto se compuso para él If I Can Dream, una pieza sobre la unidad racial. Innegablemente el Rey “resucitaba” y quizá también recuperaba su corona. A la vez reconectó con sus fanáticos y también con su futuro inmediato, aunque este sería corto. Llegaron después nuevos momentos coyunturales en su trayectoria, como su serie de presentaciones en Las Vegas, giras que parecían interminables o el Aloha from Hawaii via Satellite, un concierto visto en televisión por cerca de 1.5 mil millones de personas en el planeta, un hecho también inédito.
Este 16 de agosto se conmemora el 44 aniversario luctuoso del legendario Rey del Rocanrol, que de no haber sido por aquella negociación en la que su madre, estando en la tienda Tupelo Hardware, lo convenció de tomar la guitarra a cambio del rifle que él quería como regalo de once años, quizá hoy no estaríamos hablando de su legado, ni mucho menos de las provocaciones sexuales en las que incurría al agitar su cadera y piernas, lo que por cierto le valió el veto de las buenas conciencias, incluidas por supuesto las de México.
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El 68 de Elvis