El 3 de octubre de 1714 se creó la Real Academia Española

¡Limpia, fija y da esplendor!

Gerardo Díaz. Historiador

El lema “limpia, fija y da esplendor”, con el que la Real Academia de la Lengua Española se distingue, fue dado por los miembros originales de acuerdo con lo siguiente: “la palabra limpia se refiere a la intención de sacar de la lengua las formas no reconocidas como propias; fija se encuentra en el lema en el sentido de sostener sólidamente el sistema lingüístico del español, y da esplendor en el sentido de que distribuye y educa en torno a las normas de la lengua española”.

 

En siglos pasados, la transmisión de información y la comunicación entre los hispanohablantes eran problemáticas comunes, por lo general derivadas de los regionalismos y de la evolución generacional del español. Aparejaba además problemas administrativos vía la documentación que llegaba de todas partes del imperio hispánico. Por ello, conocedores y amantes del castellano convencieron al rey sobre la utilidad de una academia que vigilara el adecuado proceder lingüístico del reino.

El monarca Felipe V tenía como lengua natural el francés, así que, benevolente, se mostró dispuesto y aceptó. Entonces expresó: “con los vocablos y frases más propias que han usado los españoles de mejor nota […] se conocerá con evidencia que la lengua castellana es una de las mejores […] de que resulta el esplendor de mis súbditos y la mayor gloria de mi gobierno”.

Así, la Real Cédula firmada el 3 de octubre de 1713 amparó desde entonces a la llamada Real Academia Española, que estaría bajo la dirección de Juan Manuel Fernández Pacheco, VIII marqués de Villena, quien antes comentó a Felipe V la conveniencia de imitar e incluso superar a instituciones similares de Francia e Italia.

Fernández Pacheco, que también puso en marcha el primer diccionario de autoridades –una joya de nuestro idioma–, sabía que se quedaría corto en cuanto a sus intenciones y la cantidad de manos a su disposición. Así que, de aproximadamente ocho ilustres personajes que lo ayudaron en la concepción del proyecto, la cédula autorizaría al final el nombramiento de veinticuatro. Estos fueron conocidos como miembros de silla y tienen un lugar específico de acuerdo con una letra del abecedario. Con el tiempo, las plazas llegaron a 46.

 

Si desea leer el artículo completo, adquiera nuestra edición #144 impresa o digital:

Bandidos Legendarios. Versión impresa.

Bandidos Legendarios. Versión digital.

 

Recomendaciones del editor:

Si desea saber más sobre acontecimientos importantes de la Historia de México, dé clic en nuestra sección “En la Memoria”.

 

Title Printed: 

La creación de la Real Academia Española