Carranza gobernó desde el actual edificio Faro Venustiano Carranza, que es sede de la Tercera Zona Naval. Por algunos meses se le llamó “palacio nacional”, hasta que el poder constitucional regresó a la Ciudad de México.
En 1914, a pocos meses de instalar su gobierno en la Ciudad de México, Venustiano Carranza reconoció que mantenerse en ella era prácticamente un suicidio. Con sus fuerzas diseminadas y enemistado con Francisco Villa y Emiliano Zapata, era cuestión de tiempo el caer derrotado en una urbe que, para colmo, exigía demasiados recursos y fuerza de voluntad para ser gobernada.
Regresar por ferrocarril al norte del país también era un despropósito, pues el llamado grupo convencionista controlaba gran parte de ese medio de transporte y las principales vías de acceso. Sin contar que tampoco estaba muy seguro de las lealtades en ese cierre de año.
Confiado en que el gobernador veracruzano Cándido Aguilar, que a la postre sería su yerno, no tendría reparo en apoyarlo, Carranza decidió trasladar su gobierno al histórico puerto. Desde ahí realizó importantes cambios estructurales en su política de guerra y paz. Designó a Álvaro Obregón como jefe del Ejército de Operaciones y promulgó las adiciones sociales que el Plan de Guadalupe necesitaba para atraer a su causa a los indecisos tras la escisión revolucionaria: jornadas laborales, aumentos salariales, municipio libre, divorcio, entre otros.
Fueron tantos los personajes ligados a su gobierno los que se albergaron en la ciudad que en vísperas de Navidad don Venustiano decretó que Veracruz se convirtiera en la capital de la República. El constitucionalismo procuró entonces su subsistencia económica amparado en el puerto. Emitió papel moneda, controló las aduanas y los precios de los cereales básicos, y moderó las diferentes crisis de la urbe y la entidad para no caer en caos.
Los carrancistas también expulsaron a la mayoría de sacerdotes de la nueva capital. A ello se sumó que diversos sindicatos o asociaciones como la Casa del Obrero Mundial enviaron emisarios y soldados para combatir, a cambio de anhelados beneficios sociales.
Millones de cartuchos provenientes del extranjero ingresaron por el puerto. Armas de diferentes tipos y uniformes se prepararon. Desde allí, Carranza dirigía la guerra contras los convencionistas. Hasta octubre de 1915 –luego de que zapatistas y villistas abandonaran la Ciudad de México y esta fuera recuperada por los carrancistas–, don Venustiano abandonó el puerto y con ello terminaría el periodo en que fungió como la capital constitucionalista del país.
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Cuando Veracruz fue capital de la República