En el terreno de la industria musical de finales del siglo pasado, conocidos son en México los nombres de exitosos artistas de pop como Michael y Janet Jackson, y décadas antes también sonaron en las estaciones de radio nacionales las notas de los cantautores Bill Withers y Quincy Jones, los jazzistas Sarah Vaughan y Lalo Schifrin (autor del tema de Misión: Imposible), o el cantante de rock Little Willie John, intérprete de la aclamada Fever. Detrás de ellos, como impulsor de sus carreras, quedó grabado en la historia el nombre de Clarence Avant, el Padrino Negro.
Ejecutivo discográfico forjado al calor de inesperadas circunstancias, Avant comenzó a acumular su poder e influencia en la década de 1950 bajo la guía de Joe Glaser, representante de Louis Armstrong, Benny Goodman, Billie Holiday, entre otros grandes exponentes. Glaser conoció a Avant en el club nocturno Teddy Powell’s Lounge (en Newark, Nueva Jersey), que este último administraba y donde solían actuar figuras de la talla de Sam Cooke y Jackie Wilson. De inmediato le vio el potencial y carisma suficientes para iniciar una carrera como manager, pese a no contar con la mínima experiencia. Fue él –cuenta Avant– quien le aconsejó que nunca dejara de mostrar cuánto sabía del negocio y preguntara por la mayor cantidad de dinero posible, sin tartamudear, cada que hiciera un trato, convirtiéndose esta en una premisa que guiaría su exitosa carrera.
Avant, que nació en un hospital segregado de Carolina del Norte e interrumpió sus estudios en la adolescencia, quedó marcado por la pobreza y los conflictos raciales que enfrentaron a la nación estadounidense por décadas. Por ello se ha sugerido que esta sensibilidad para tratar con las personas afroamericanas, incluso en un entorno de aguda crisis racial como el de las décadas de 1950 y 1960, fue aprovechado por Glaser para atraer talento de la comunidad musical negra para su causa. Como fuera, Avant despegó rápidamente, moviéndose con eficacia en el mundo de los negocios y apoyando principalmente a los artistas negros, para quienes procuró una paga justa y equitativa.
Así, para la década de 1970 logró convertirse en dueño y promotor de la popular estación de radio KTYM-FM, considerada la primera de Los Ángeles de propiedad afroamericana y donde, prioritariamente, la música estaría dirigida a esta comunidad, como también lo estuvo el popular programa de televisión Soul Train, del que fue pieza clave en su permanencia. De igual forma, Avant fundó los prestigiosos sellos Venture (1967), Sussex (1969) y Tabu (1975), y dirigió la Motown Records tiempo después.
Avant siempre se involucró activamente en la defensa de los derechos civiles de la comunidad afroamericana. Así, en 1972 cobró forma aquella idea surgida en el funeral de Martin Luther King cuando fue estrenado Save the Children, documental en el que Clarence fungió como productor ejecutivo y que sintetizaba aquel gran concierto de cinco días en el que tocaron los mejores exponentes de la música negra de aquel momento, desde Marvin Gaye hasta The Jackson Five.
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