El australiano Lionel Rose no lo podía creer. Era apenas el quinto round y un mexicano, desconocido para él, le estaba propinando la golpiza de su vida. Un puño de izquierda dirigido a su mandíbula ya lo había mandado a la lona pocos segundos antes, pero su orgullo de campeón defensor lo hizo resistir. De pronto, ya no fue la zurda sino un potente e inesperado derechazo el que contactaba con su rostro. Así, el australiano cayó fulminado y el mexicano Rubén Olivares se convertía en el nuevo campeón mundial de peso gallo aquel 22 de agosto de 1969.
El Púas, como lo conocían desde pequeño por su característico corte de cabello, luchó por aquella oportunidad durante mucho tiempo. En ese momento parecería que el nacido el 14 de enero de 1947 llegaba joven a una pelea de campeonato: apenas veintidós años cumplidos. Pero lo cierto es que ya tenía un récord de más de cincuenta victorias y un poderoso par de puños que lo hacían temido y amado en la colonia Bondojito, de la capital de la República. Incluso, dos años antes tuvo el privilegio de derrotar en el Estadio Azteca al japonés Ushiwakamaru Harada, en un combate que antecedía al duelo estelar entre Vicente Saldívar y Howard Winstone, con lo que demostraba que los grandes escenarios no lo ponían nervioso.
Nuestro campeón defendió con decoro sus cetros de peso gallo y peso pluma en incontables ocasiones, convirtiéndose en un ídolo de su tiempo. Sin embargo, en su época de mayor apogeo cometió excesos que perjudicaron su carrera; y es que su compañía fue solicitada por las principales figuras dentro y fuera de la farándula, lo que devino en algunas tentaciones y diversión que terminaron minando su desempeño dentro del encordado. Alguna vez, por ejemplo, el legendario deportista contó que fue invitado por el presidente Gustavo Díaz Ordaz a la residencia oficial presidencial, y entre broma y broma, “me dijo que mi casa era Los Pinos, pero no es cierto, un día quise dormir ahí pero no me dejaron pasar”.
Los números profesionales del Púas terminaron el 12 de marzo de 1988, al perder con Ignacio Madrid. Finalmente sumó un total de 88 victorias (78 por nocaut), 13 derrotas y 3 empates. Pertenece al Salón de la Fama del Box desde 1991, recinto donde es considerado como uno de los poseedores de los puños más certeros de todos los tiempos.
“Rubén El Púas Olivares” del autor Gerardo Díaz Flores y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 94.