Benito Juárez en Hollywood

Un filme histórico en medio de la Segunda Guerra Mundial

Fernando Cruz Quintana

El propósito de la película Juárez (1939) en medio del conflicto bélico era dual: por una parte fortalecer la idea de una América unida; por otro lado, dejar en claro a las naciones enemigas europeas las dificultades que enfrentarían si intentaran venir a nuestro continente. De esta forma podía mostrarse un mensaje antinazi en una cinta sobre el presidente Juárez, Maximiliano y Carlota.

 

Acostumbrados por Hollywood a esperar relatos inverosímiles o fantásticos, con protagonistas extraordinarios que poco tienen que ver con la cotidianidad de los mortales, resulta curioso e interesante percatarnos de que los héroes que nos dieron patria también han sido protagonistas en aquella cinematografía.

Es el caso de la cinta Juárez (William Dieterle, 1939), que aborda el periodo histórico en el que coexistieron el presidente Benito Juárez y los emperadores Maximiliano y Carlota en México. Este filme es interesante no sólo por ser una interpretación extranjera sobre nuestro pasado, sino también porque su realización estuvo inmersa e influida 
por una interesante coyuntura política previo al inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Con la realización en Hollywood de Juárez se intentó brindar una imagen diferente de lo que desde allá se pensaba de México. Esta cinta fue acaso una de las primeras que intentaron mostrar una versión más completa de nuestro país, ya que históricamente, desde el cine mudo hasta los primeros filmes sonoros, las representaciones de la mexicanidad hechas en Estados Unidos transitaban invariablemente del folclor, colorido y musicalidad, a la denostación política, social, económica y racial.

Sin embargo, esta reivindicación no fue producto de una toma de conciencia moral, ni estuvo exenta de motivaciones políticas en el contexto del inicio de la Segunda Guerra Mundial. ¿De dónde entonces provenía este súbito interés y respeto por nuestra historia? La realización de Juárez estuvo influida por la antipatía hacia el nazismo que profesaban sus productores, los hermanos Warner –canadienses de ascendencia judía y origen polaco–, así como por su simpatía con el presidente estadunidense en turno, Franklin Delano Roosevelt (en 1932 Jack Warner había dirigido la campaña electoral del político demócrata en el estado de California).

Esta película resultó un excelente ejemplo en concordancia con la política del “buen vecino” propuesta por Roosevelt en 1933, que buscaba crear la idea de una América unida frente a amenazas exteriores, ante el inminente conflicto de la Segunda Guerra Mundial que se aproximaba.

Pese a lo que pudiera pensarse, Juárez fue una superproducción de la Warner Bros: para su realización se fijó un presupuesto de 1 750 000 dólares y reunió a los tres actores más reconocidos de la productora en ese entonces: John Garfield (Maximiliano), Paul Muni (Juárez) y Bette Davis (Carlota). También tuvo un buen recibimiento en el público de México y los Estados Unidos, aunque en este último país destacara más la historia sentimental entre Maximiliano y Carlota que la del propio Juárez.

 

Esta publicación es un fragmento del artículo “Benito Juárez en Hollywood” del autor Fernando Cruz Quintana y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 77.