Imagina un lugar, donde todo comenzó, se reunieron de toda la Tierra, para trabajar en el secreto de la arena del desierto, todos los chicos más brillantes, para jugar con los juguetes más grandes; más de lo que esperaban, el big bang tomó y sacudió al mundo, derribó el sol naciente”, fueron apenas un puñado de líneas de Manhattan Project, canción creada por la banda canadiense de rock progresivo Rush. Fue lanzada en 1985, a cuarenta años de la devastación nuclear que marcaría el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Para componerla, el baterista y letrista Neil Peart leyó variados libros sobre el proyecto que da nombre a la canción, iniciado por Estados Unidos en octubre de 1941 para crear la bomba atómica, dos meses antes de que ingresara a la conflagración mundial y en oposición al Proyecto Uranio de la Alemania nazi. La pieza, que pronto se convirtió en un clásico de la música anglosajona, quizá también evocaba a los científicos que participaron en la investigación y desarrollo de las potentes armas, ideadas y trabajadas en el laboratorio de Los Álamos, Nuevo México, y Oak Ridge, Tennessee, entre otras sedes.
Al igual que el Proyecto Manhattan, las fatídicas mañanas del 6 y 9 de agosto de 1945, cuando Little Boy y Fat Boy explotaron sobre Hiroshima y Nagasaki, quedaron registradas en los versos de decenas de canciones alrededor del mundo. Desde el norteamericano Bob Dylan con su Masters of War, hasta el trovador cubano Silvio Rodríguez, autor de Cita con los ángeles, pasando por las aclamadas bandas de rock progresivo Pink Floyd, Rush y Utopia, o las icónicas The Who y la alemana CAN, aquel verano de 1945 no ha dejado de ser interpretado bajo severas críticas.
Otra de las más reconocidas y que incluso ha sonado en diversas ocasiones en suelo mexicano es Enola Gay, obra creada en 1980 por la agrupación británica Orchestral Manoeuvres in the Dark. En sus líneas, se cuestiona la misión ejecutada por el piloto estadounidense Paul Tibbets y los trece tripulantes del bombardero Boeing B-29 Superfortress –tal vez el más repudiado de la historia–, cuyo nombre da título a la canción. “¿Está mamá orgullosa del niño de hoy?”, repite la pieza, aludiendo a que Enola Gay es también el nombre de la madre de Tibbets. A él también, el grupo Utopia le reprocha, en su canción Hiroshima de 1977, que en sus manos tuvo la opción de desistir de su misión y no lo hizo, optando por la destrucción.
Finalmente, una canción peculiar, por haber sido creada en 1939, antes de que el gigantesco hongo se levantara sobre el suelo nipón, es We’ll Meet Again, de Vera Lynn, vocalista británica apodada The Forces’ Sweetheart (la Novia de las Fuerzas). La pieza se incluyó en el catálogo del BBC Wartime Broadcasting Service, con el que se buscó informar y animar a la sociedad de Reino Unido en los meses posteriores al ataque sobre Hiroshima.
Sin duda, muchas son las piezas que hoy nos recuerdan que tales sucesos no tienen que olvidarse.
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Del Proyecto Manhattan al Enola Gay