Presagios de la Conquista en el Museo del Templo Mayor

 

A 500 años del encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma, la exposición Tetzáhuitl. Los presagios de la conquista de México detalla los modos de pensar que en 1519 prevalecían tanto en Mesoamérica como en Europa.

 

Este viernes 8 de noviembre se cumplieron 500 años del día en el cual, según las fuentes históricas, tuvo lugar el primer encuentro entre Moctezuma II y Hernán Cortés, personajes que tenían formas opuestas de entender al mundo pero que coincidían en un aspecto poco abordado: su creencia en las voluntades divinas.

Tal es el planteamiento que guía a la nueva exposición que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) abrió al público en el Museo del Templo Mayor (MTM), bajo el título: Tetzáhuitl. Los presagios de la conquista de México.

Las 30 piezas que integran la instalación se dividen en dos módulos: a la izquierda del vestíbulo del MTM, se muestran 20 objetos que evocan, junto con imágenes complementarias y textos, el complejo y ancestral pensamiento mexica; a la derecha, la sala sur presenta 10 obras, además de fotografías y citas de documentos de su contraparte europea.

El módulo mexica inicia con los misteriosos tetzáhuitl que antecedieron al fin de Tenochtitlan, explicando la estrecha relación que existía en Mesoamérica entre los planos terrenal y sobrenatural, y con ello lo normales que eran los tetzáhuitl, en un mundo donde lo humano y lo divino convivían, y en el cual, dijo el doctor Guilhem Olivier, las prácticas adivinatorias no eran tabúes o supersticiones sino maneras de ordenar al mundo.

“Incluso cuando eran funestos, cumplían un papel de aviso. Es importante resaltar que los tetzáhuitl no eran definitivos en una relación horizontal con lo divino; un humano podía negociar y hasta luchar frontalmente contra la voluntad divina: se tenían conjuros para revertir los presagios e incidir favorablemente en el destino”, comentó Patricia Ledesma, directora del MTM.

La recrea ocho tetzáhuitl mexicas recogidos en las obras de los frailes Bernardino de Sahagún y Diego Durán. Estos son: la caída de un rayo en el templo de Xiuhtecuhtli; el incendio repentino del Templo Mayor; la aparición de seres monstruosos; el paso de un cometa; la presencia de una mujer llorando por las calles tenochcas; una grulla con un espejo de obsidiana en la cabeza; una piedra parlante que se negó a llegar a la capital mexica; y el tetzáhuitl de un agricultor que, raptado por un águila, fue llevado a una cueva en la que atestiguó una visión de Moctezuma dormido, signo de que el tiempo del tlatoani estaba por terminar.

Ante el hecho de que algunos presagios en realidad ocurrieron, como el caso del cometa, y otros son de carácter imaginario e inmaterial, los museógrafos del MTM tuvieron que idear formas innovadoras de evocarlos físicamente.

El cometa se ejemplifica mediante un meteorito, prestado por el Museo de Geología de la UNAM; la piedra parlante, que acorde con las fuentes estaba destinada a convertirse en un temalácatl (piedra de sacrificios) por orden de Moctezuma, se ilustra con una de dichas obras en piedra, propiedad del Museo Regional de Puebla.

Esculturas de la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología que representan a Quetzalcóatl, Tezcatlipoca y la diosa Cihuatéotl, entre otras obras de calidad única, también se integran al recorrido, lo mismo que apoyos visuales y extractos de fuentes documentales, a fin de que sea la palabra de los propios indígenas la que esté presente en la exposición.

 

Una conquista guiada por la fe y la magia

 

En 1519, explicaron los curadores de la muestra, faltaba casi un siglo para que Galileo publicara los primeros ensayos científicos basados en la experimentación y la comprobación, de forma que quienes arribaron ese año a Mesoamérica todavía creían en voluntades divinas que guiaban sus pasos, o bien, surcaban los mares usando artefactos que combinaban la lectura zodiacal con la navegación.

“Las crónicas hablan de cómo los españoles veían al apóstol Santiago en el campo de batalla. Incluso, el propio Cristóbal Colón dejó escrito que, más que la matemática y la cartografía, sus descubrimientos fueron un cumplimento de la palabra del profeta Isaías”, señaló la arqueóloga Patricia Ledesma.

Es también sabido que entre los hombres de Cortés se encontraba Blas Botello, “el nigromántico”, un astrólogo que, según narra Bernal Díaz del Castillo, predijo su propia muerte durante los enfrentamientos de la llamada Noche Triste.

Para ilustrar este sistema de creencias, se muestran piezas como la escultura moderna de un caballo y una armadura de caballero del siglo XVI, préstamo del Museo Regional Cuauhnáhuac; dos esculturas del apóstol Santiago del Museo Franz Mayer; y un retablo de la Virgen de los Remedios, de la Pinacoteca de La Profesa, entre otras.

En este apartado, la exposición también presenta textos de los propios conquistadores, además de fotografías y otras herramientas museográficas que, en el cierre de su recorrido, se ven complementadas por dos piezas que entremezclan la adivinación prehispánica con la europea.

Tetzáhuitl. Los presagios de la conquista de México permanecerá en el Museo del Templo Mayor (Seminario 8, Centro Histórico de la Ciudad de México) hasta marzo de 2020, su acceso es con boleto de entrada al museo. Los domingos la entrada es libre para público nacional y extranjeros residentes con identificación vigente.

Cabe mencionar que la exposición también generará un catálogo con escritos que detallarán sus contenidos, así como ciclos de conferencias sabatinas a finales de este año e inicios del próximo, cuya programación se dará a conocer en las redes sociales del MTM y del INAH.