El fuerte aroma del cempasúchil, según la tradición mexicana, guía a los muertos de regreso a sus casas para compartir con sus familiares, como cada año, el pan, la sal y la luz que necesitan para continuar su camino.
Originaria de México, la flor de cempasúchil es junto al pan de muerto y las calaveritas de azúcar uno de los elementos más tradicionales dentro de la festividad mexicana del Día de Muertos, en la cual se utiliza para adornar los altares dedicados a los fieles difuntos.
Además de Puebla, que es donde se produce al rededor del 76% de flor de cempasúchil a nivel nacional, otras entidades que también la cosechan Ciudad de México, Oaxaca, Estado de México, Morelos, Guerrero, Hidalgo, Coahuila, San Luis Potosí, Tlaxcala y Michoacán.