Ignacio Ramírez, el Nigromante, colaboró en El Siglo XIX, El Monitor Republicano, El Demócrata, El Correo de México, El Semanario Ilustrado, El Federalista y La Chinaca, entre otros periódicos.
El 22 de junio de 1818 nació en la ciudad de San Miguel el Grande (hoy San Miguel de Allende) el ideólogo liberal Ignacio Ramírez, llamado el Nigromante. Escritor, poeta, periodista, abogado, soldado –por breve tiempo– y sobre todo político, Ignacio Ramírez es considerado uno de los pensadores más importantes del liberalismo mexicano y uno de los artífices principales del Estado laico. Realizó sus primeros estudios en Querétaro y a los dieciséis años ingresó al Colegio de San Gregorio de Ciudad de México. El momento de su entrada a la vida intelectual fue provocador y trepidante, cuando con menos de veinte años se presentó en la prestigiosa Academia de Letrán. Enrique M. De los Ríos lo narra así en el libro Liberales ilustres:
Presentose un día a esa academia un joven cuyo traje revelaba pobreza [...] debía presentarse una tesis de introducción y el joven neófito conforme a esta exigencia comenzó a leer el tema de su discurso. Los socios todos, hombres llenos de lauros y de fama se levantaron con asombro fijando sus miradas con avidez en el joven orador cuando este leyó el tema de su discurso, el cual era el audacísimo siguiente: “No hay Dios; los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos” [...] ese oscuro colegial envuelto en una capa de sopista y que de tal manera anunciaba su ingreso al mundo intelectual se llamaba Ignacio Ramírez.
En 1845 se graduó de abogado en la Universidad de México y un año después se inició en el periodismo combativo al fundar, en compañía de Manuel Payno y Guillermo Prieto, el semanario satírico Don Simplicio, donde adoptó el apodo que lo acompañaría el resto de su vida. Durante la intervención estadounidense (1846-1848) se alistó con las milicias del Estado de México y combatió en la derrota de Padierna. Mucho mejor ideólogo que soldado, lo más célebre de su participación en esta guerra fue su colaboración en el libro Apuntes para la guerra entre México y Estados Unidos, donde en compañía de otros pensadores intentó explicar y explicarse el desastre nacional.
Fue diputado por Sinaloa durante el Congreso constituyente de 1856 y 1857, donde fue una de las voces más radicales y quien puso en la mesa temas como los derechos de los indios. Durante la Guerra de Reforma combatió del lado liberal mucho más con la pluma que con el fusil, y al triunfo de la misma fue nombrado ministro de Justicia, Instrucción Pública y Fomento por el presidente Benito Juárez.
Durante la Segunda Intervención francesa de la década de 1860 permaneció leal a la república desde los periódicos La Chinaca y La Insurrección. Poco antes de la caída del imperio de Maximiliano en 1867 fue capturado en Ciudad de México, donde se encontraba de incógnito conspirando contra los imperialistas. Fue conducido a San Juan de Ulúa y después desterrado a Yucatán, aunque fue perdonado poco tiempo después y regreso a la ciudad donde vivió permanentemente vigilado por la policía secreta hasta el triunfo de la república, cuando fue nombrado magistrado de la Suprema Corte de Justicia.
En 1876 apoyó a Porfirio Díaz en la rebelión de Tuxtepec contra la reelección de Sebastián Lerdo de Tejada y al triunfo de esta ocupó por pocos meses el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, para regresar poco después a su cargo como magistrado, el cual ocupó hasta su muerte el 15 de junio de 1879.
El artículo "Nace el ideólogo liberal Ignacio Ramírez" del autor Luis Salmerón se publicó en Relatos e Historias en México número 118. Cómprala aquí.