Algunos radicalizaron sus posturas, pues no estaban contentos con que hubiera llegado un “negro” a la presidencia, un representante de la “baja democracia”, ni que la “leperocracia” se hubiera entronizado en el gobierno, cosa que los autollamados “hombres de bien” no podían permitir. El diputado Carlos María de Bustamante comentó: “Esto solo basta para que conozcan mis lectores el estado de desorganización actual de la República. ¿Quién creería que unos negros despreciables del sur, que ni figura tienen de hombres, vendrían un día a imponer al gobierno de México y a formidar [intimidar] a esta ciudad?”.
Es conocida su férrea voluntad, como la mostrada en el episodio del 5 de noviembre de 1819, cuando rechazó ante su propio padre el indulto ofrecido por el virrey Juan Ruiz de Apodaca, diciendo “La patria es primero”.
La más grande flota de bucaneros, a las órdenes de sir Christopher Mings, se dio al saqueo desenfrenado en San Francisco de Campeche durante varios días de 1663. Pero lo extraño del asunto fue que no tocaron los haberes del rico español don Antonio Maldonado de Aldana.
Los impactos de metralla se proyectaron hacia casas y negocios de la zona de Balderas y alrededores, que no tuvieron paz hasta concretarse el derrocamiento del gobierno maderista.
Las bajas totales de la Decena Trágica sumaron alrededor de dos mil personas. A ellas se agregarían los asesinatos del presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez.
Antes de la invasión a Veracruz de 1914, Estados Unidos también había intervenido, a través de su embajador Henry Lane Wilson, para que los grupos opositores al presidente Francisco I. Madero llevaran a cabo el golpe militar de febrero de 1913, que provocó una cruenta batalla en plena capital mexicana.
Ya en los últimos años del Porfiriato y a punto de entrar en una guerra civil, el Ejército mexicano comenzó a instruirse sobre la novedosa arma aérea que las potencias occidentales desarrollaban con diferentes diseños. Los servicios de aeronáutica del ejército francés, por ejemplo, contaban con globos y dirigibles, además de que se desarrollaban los primeros biplanos armados con ametralladora y ganchos para pequeñas bombas.
El ataque pirata sobre San Francisco de Campeche el 9 de febrero de 1663 había sido vaticinado por los pobladores de la localidad, toda vez que habían tenido noticias de los asaltos a las localidades contiguas. Esa mañana, con el veloz actuar de los cientos de piratas que saltaron a tierra por el rumbo de Samulá comenzó la pesadilla de los locales que, abandonados por las autoridades novohispanas, poco pudieron resistir.
La Constitución más democrática hasta ese momento, consagró las libertades individuales, las de enseñanza, trabajo, pensamiento, petición, asociación, comercio e imprenta, entre otras cosas.