Centro de Tampico: Modernidad y Belleza

Gerardo Díaz

 

La actividad económica producto de su estratégica aduana marítima y el establecimiento de las principales industrias petroleras hicieron de Tampico, Tamaulipas, un centro de negocios por excelencia.

 

Una de las ciudades mexicanas más reconocidas por los extranjeros en la transición del siglo XIX al XX fue Tampico, Tamaulipas. La actividad económica producto de su estratégica aduana marítima y el establecimiento de las principales industrias petroleras la hicieron un centro de negocios por excelencia. Con el progreso porfiriano, pasó de ser un poblado de poca importancia a una ciudad moderna con una belleza apreciada por sus visitantes.

 

Las dos plazas de su retícula original pronto se encontraron rodeadas por almacenes de prestigio, hoteles y restaurantes. Los pasillos sostenidos en hierro, corredores al aire libre y ciertos detalles más la compararon –guardando las distancias– con algunas ciudades icónicas de Estados Unidos, como Nueva Orleans e incluso Nueva York.

 

También la catedral, culminada por el famoso arquitecto Lorenzo de la Hidalga, y el novedoso edificio del ayuntamiento apuntalaron estéticamente el poder religioso y público de la ciudad. Incluso el art déco prosperó en la arquitectura y hasta la fecha es apreciado por los transeúntes, al igual que otro elemento decorativo que podría considerarse único y que es conocido como el Pulpo: un quiosco de aspecto barroco construido en 1945 y que desde entonces ha sido silencioso protagonista de las alegrías y tragedias de la ciudad, sirviendo como maravillosa postal de boda o como centro de acopio en casos de emergencia, entre otros usos.

 

Todos estos aspectos hacen de Tampico un destino inigualable.