¿Se acuerdan del Hotel Regis? El terremoto de 1985 cortó de tajo con su existencia

Edgar Tavares López

Al entrar a la avenida Juárez –viniendo de Reforma– podían verse a lo lejos las letras del Hotel Regis encima de los escombros del edificio de la esquina con Balderas y su colindante construido en los años veinte. El inmueble original permanecía de pie, humeante. Las cifras variaban entre 74 y 176 muertos sólo en el Hotel Regis. Los mexicanos respondieron inmediatamente y se unieron para rescatar como podían los cuerpos. La manzana entera donde se encontraba el conjunto de inmuebles que formaba el Regis fue demolida meses después... 

 

En 1914 un soberbio edificio, ubicado sobre la avenida Juárez, alojó al Hotel Regis. Sobresalía su hermosa fachada de estilo ecléctico afrancesado, terminada con una relevante buhardilla de doble altura rematada al centro con una pequeña torre-reloj; su cuerpo central lucía dos pares de señoriales columnas corintias cuya altura abarcaba tres de los ocho niveles de la construcción. Rodolfo Montes, su dueño, lo bautizó con ese nombre en honor a su madre doña Ruth Regina Sandoval, quien murió (1911) en los pisos altos de éste inmueble construido hacia 1899, que originalmente albergaba al Hotel Ritz.

Poco después se adquirió el inmueble adjunto (al poniente), donde se había construido el teatro La Bombonera, y su fachada se integró con la del hotel, mostrando una buhardilla igual de espectacular. Rodolfo Montes ordenó transformar ese teatro en el Cine Regis, que se inauguró en 1924; su interior era de pequeñas dimensiones pero de un lujo excepcional, provisto de cómodas butacas, palcos pequeños y decoración sobria.

El Hotel Regis comenzó su trayectoria siendo el lugar preferido de los sinaloenses y sonorenses revolucionarios. Uno de los primeros acontecimientos históricos ocurridos allí fue la designación –acordada en uno de sus salones– del Lic. Emilio Portes Gil como presidente provisional de México, tras el asesinato del general Álvaro Obregón en 1928.

Las constantes remodelaciones y ampliaciones que requería este inmueble colocaron al borde de la quiebra al señor Montes, quien tuvo que ceder la propiedad a la familia Hernández, que a su vez la vendió en 1944 a Anacarsis “Carcho” Peralta, empresario exitoso que embotellaba el agua de Tehuacán. Bajo su mando, el Regis amplió sus servicios y su espacio para ser uno de los mejores hoteles del mundo y el centro de reunión de los capitalinos. En esa década se quitaron las buhardillas de los edificios más antiguos que dieron origen al hotel.

En 1947 fue construido a su lado el edificio Salinas y Rocha, y un año después se estrenó en el segundo piso un salón que adquiriría gran fama rápidamente: el Capri. En este centro nocturno, ubicado para 1953 en la esquina con Balderas –dentro de un inmueble entonces moderno–, el gran músico Agustín Lara embelesaba a la concurrencia con sus canciones, acompañado de grandes cantantes como José Mojica y Pedro Vargas. En los años siguientes hicieron lo mismo artistas de la talla de Lola Flores, Olga Guillot y bellezas como Zulma Faiad o Rossy Mendoza.

Otro salón clave fue la Taberna del Greco, cuyos asistentes disfrutaban los espectáculos que ofrecían artistas como Chavela Vargas. La cafetería de la también popular Farmacia Regis era el sitio donde se reunían escritores jóvenes con gran futuro como Carlos Monsiváis o de la talla de Octavio Paz y Carlos Fuentes. El restaurante Paolo fue un lugar muy solicitado por la concurrencia del Regis, se dice que el servicio de buffet nació ahí. No puede faltar en este recuento la existencia de los famosos baños (de vapor y turco) y la zona de alberca –servicios a los que se ingresaba por la parte trasera del inmueble–, así como los salones de belleza, a donde la reconocida actriz Dolores Del Rio acudía con frecuencia.

Por los pasillos del hotel se podían admirar a personalidades como María Félix, Pedro Armendáriz, Jorge Negrete, Clark Gable, Charles Chaplin y su segunda esposa. Frank Sinatra y Ava Gardner se hospedaron en la suite presidencial en su viaje de luna de miel. Por otra parte, se afirma que antes del terremoto se alojaba en una de las principales suites Graciela Olmos, la famosa Bandida, prostituta muy conocida que se hacía acompañar por el Güero Batillas, acreditado sicario a las órdenes de políticos del sexenio de Miguel Alemán.

Toda esta historia fue violentamente sacudida la mañana del 19 de septiembre de 1985, cuando un terremoto de 8.1 grados Richter de intensidad sembró muerte y destrucción en la capital. Al entrar a la avenida Juárez –viniendo de Reforma– podían verse a lo lejos las letras del Hotel Regis encima de los escombros del edificio de la esquina con Balderas y su colindante construido en los años veinte. El inmueble original permanecía de pie, humeante. Las cifras variaban entre 74 y 176 muertos sólo en el Hotel Regis.

Los mexicanos respondieron inmediatamente y se unieron para rescatar como podían los cuerpos. La manzana entera donde se encontraba el conjunto de inmuebles que formaba el Regis fue demolida meses después para dar paso a un área arbolada que se conoce como la Plaza de la Solidaridad, en cuyo centro se encuentra un monumento conformado por tres manos asidas a un poste, símbolo de aquella muestra de unión del pueblo mexicano ante tragedias como la que se vivió en la mañana de ese jueves negro del 19 de septiembre de 1985. 

 

Artículo "El Hotel Regis" del autor Edgar Tavares López. Si desea leer el artículo completo, adquiera nuestra edición #35 impresa:

Jesús González Ortega. El héroe de la Guerra de Reforma contra la reelección de Benito Juárez. Versión impresa.

 

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