Presidente interino del 15 de agosto al 12 de septiembre de 1855.
El general de División Martín Carrera ocupó la presidencia del país por 29 días, del 15 de agosto al 12 de septiembre de 1855, sucediendo a Santa Anna tras su huida de la ciudad de México. De convicción conservadora, a Carrera le tocó dirigir los destinos de un país donde acababa de triunfar la revolución liberal de Ayutla.
Carrera nació en la ciudad de Puebla en 1806. Hijo de un coronel de artillería, pudo entrar a la tempranísima edad de nueve años al Regimiento Expedicionario de Fernando VII y con sólo 12 años fue ascendido a oficial. Durante la guerra de independencia combatió en el bando realista hasta que en agosto de 1821 se unió al Ejército Trigarante. En 1822 fue el comandante de la artillería mexicana en el puerto de Veracruz, hostilizado por los españoles que aún se guarnecían en San Juan de Ulúa. Para 1845 era ya general de Brigada y había ocupado diversos cargos, como comandante general y director de la Maestranza, Fundición y Fabricación de Armas, director de las Fábricas de Parque y Armas, miembro de la Junta Nacional Legislativa de 1842 y senador al Congreso General de 1844 a 1845.
Durante la guerra contra los invasores estadunidenses se mantuvo en su puesto hasta la rendición del ejército, participó en la batalla de Molino del Rey y era el comandante en jefe de la Ciudadela el 13 de septiembre de 1847, rechazando al enemigo que se acercaba a la ciudad por la garita de Belén. Leal a Santa Anna, fue designado general en jefe de las tropas permanentes y de la Guardia Nacional del Distrito de México. En 1853 recibió de manos del propio Santa Anna el grado de general de División; además, fue nombrado Consejero de Estado y gobernador del Distrito Federal.
En ese cargo le sorprendió la Revolución de Ayutla y la salida de Santa Anna de la Ciudad de México el 2 de agosto de 1855, con el pretexto de ir a pacificar Veracruz, dejando el mando militar de la ciudad al general Rómulo Díaz de la Vega. El 13 de agosto se reunió en la Alameda una multitud que exigía a las autoridades adherirse al triunfante Plan de Ayutla, coyuntura que fue aprovechada por Díaz de la Vega para nombrarse jefe del movimiento, al tiempo que estableció una Junta de Representantes de los Departamentos, para que eligieran presidente interino, como dictaba el Plan de Ayutla.
El general Carrera fue electo y durante los días que estuvo al frente organizó la Guardia Nacional, permitió la libertad de prensa y trató de conciliar los intereses de los conservadores derrotados y de los triunfantes liberales, pero ninguno de los jefes de la revolución (Riva Palacio, Díaz de la Vega y Comonfort) reconoció su mandato y Carrera optó por renunciar a su cargo, luego de pacificar relativamente al país, que vio su presidencia como una especie de calma en la tormenta que significó la larga disputa entre ambos partidos.
El general Carrera se retiró de la política y no abandonó la vida privada sino hasta el inicio de la invasión francesa en 1862, cuando ofreció sus servicios al gobierno republicano para defender el territorio nacional, propuesta que fue rechazada por el presidente Juárez. Ya en el retiro, murió en su casa de la ciudad de México el 22 abril de 1871.
El artículo "Martín Carrera" del autor Luis A. Salmerón se publicó en Relatos e Historias en México, número 66. Cómprala aquí.