La hazaña del tornaviaje en 1565

Una de las principales rutas marítimas del mundo fue descubierta por el fraile, y experto marino, Andrés de Urdaneta durante su travesía por el Pacífico para establecer el comercio entre Asia, América y España. El viaje comenzó el 21 de noviembre de 1564 en Navidad (Jalisco) con cinco naves, y a bordo iban 150 marinos, 200 soldados y cinco agustinos. El piloto era Andrés de Urdaneta.

 

A finales del siglo XV portugueses y españoles rivalizaron en la búsqueda de una ruta marítima al Oriente para disputar a musulmanes y venecianos el dominio de aquel mercado. En 1492 Cristóbal Colón estaba seguro que viajando hacia el Este encontraría esa nueva vía; y no se equivocaba, solo que en medio del mar estaba otro continente. En 1494 Portugal envío a Vasco de Gama por otra ruta: sorteó el Cabo de Buena Esperanza en África para a la India y traer las codiciadas especias, como nuez moscada, pimienta, clavo y canela, que incrementaron las ganancias de esa potencia naval.

Con el arribo de los españoles a este continente dos hechos coincidieron en abril de 1521: Cortés se hallaba en Texcoco dispuesto a tomar Tenochtitlan y la flota de Magallanes, al servicio de España, había llegado a Filipinas después de haber dejado América a sus espaldas al rodear sudamérica.

Años después, Felipe II ordenó buscar la ruta comercial partiendo desde Nueva España. Luego de varios intentos fallidos organizados por el virrey Luis de Velasco emergió la figura de fray Andrés de Urdaneta, quien antes de tomar los hábitos había sido un experto marino y había viajado a las islas Molucas.

La expedición zarpó el 21 de noviembre de 1564 del puerto de la Navidad (Jalisco), comandada por Miguel López de Legazpi y como piloto en jefe iba el agustino Urdaneta. Atravesaron el Pacífico en tres meses de navegación, pasando por las actuales islas Marshall y las Marianas, para arribar a Samar, en Filipinas, el 13 de febrero. López de Legazpi permaneció en Asia para emprender la conquista y colonización, y Urdaneta tomó la responsabilidad del retorno a América, que presentaba serias dificultades. El 1 de junio de 1565 partió de la isla de Cebú poniendo proa hacia el norte desde latitud 15°. Cruzó entre las distintas islas y abandonó el archipiélago filipino para llegar a mar abierto. Es posible que durante su estancia en las Molucas haya sabido de la corriente de aguas cálidas y oscuras llamada Kuroshio (o Kuro-shivo) que lo impulsó hacia el norte, ya que un mes más tarde pasó frente a Taiwán y el 3 de agosto avistó Japón, donde la corriente lo llevó muy al norte de esa isla.

Urdaneta aprovechó este curso del mar y a mitad del océano navegó rumbo al continente después de alcanzar los 42° de latitud. Había encontrado la ruta de retorno a América. A pesar de la escasez de agua y alimentos, que provocaron enfermedades y muertes entre la tripulación del San Pedro, logró avistar las costas de California el 18 de septiembre.

Seguro de su éxito, descendió costeando América hasta la bahía de Acapulco, adonde arribó el 8 de octubre de 1565. Ese primer viaje entre Asia y América, casi a ciegas en el Océano, culminó después de casi 130 días de navegación y de recorrer más de 14 mil kilómetros (poco menos de ocho mil millas náuticas). Las crónicas del tornaviaje se las debemos a Esteban Rodríguez, piloto mayor del San Pedro (muerto en el viaje), y a su sustituto, Rodrigo de Espinosa. Y otra más breve al mismo Urdaneta.

El experto marino falleció en México en el convento de San Agustín el 3 de junio de 1568.

 

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