La fuerza de los ferrocarrileros II

La derrota histórica de 1959: cronología de la brutal represión al movimiento independiente

Cuauhtémoc Domínguez Nava

Esta entrega es la parte final del relato que publicamos en la edición 109 (de septiembre pasado), en la que se describen los problemas políticos que los trabajadores del riel tuvieron que sortear, de forma silenciosa y clandestina, entre 1948 y 1958, para construir la fuerza que les permitiera recuperar su autonomía. Esta fuerza emergió en 1959 para combatir al charrismo sindical, reconquistar la democracia obrera y demandar incremento salarial. Su osadía tuvo un costo altísimo: el gobierno de López Mateos reaccionó violentamente contra los ferrocarrileros, también para dar una lección a telegrafistas, petroleros y maestros, que buscaban su independencia del Estado.

 

Comité ejecutivo del sindicato ferrocarrilero

• Demetrio Vallejo, secretario general del STFRM.

• Gilberto Rojo Robles, secretario de Organización y Educación.

• J. Antonio Meza Antúnez, tesorero.

• Lauro Bonilla Guzmán, secretario de Ajustes por Oficinas.

• J. Trinidad Estrada Castillo, secretario de Ajustes por Trenes.

• Jesús Rangel Maldonado, secretario general de Ajustes por Alambre.

• Antonio Sánchez R., secretario general de Ajustes por Talleres.

• José Mata Márquez, secretario general de Ajustes por Vía.

• Enrique Santos Gaona, apoderado general del STFRM.

1 de diciembre de 1958. Adolfo López Mateos tomó posesión como presidente de la República y nombró a Benjamín Méndez como gerente general de Ferrocarriles Nacionales de México (FNM), una de las grandes empresas del Estado.

El mismo día, el comité ejecutivo del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM) presentó un estudio sobre la situación económica de FNM que tenía como finalidad mejorar las condiciones de los trabajadores y de la empresa.

5 de diciembre. El diario El Universal reportó que el gerente Benjamín Méndez convocó a los trabajadores ferrocarrileros para que “cooperen a resolver los graves problemas que encara la institución” y hace énfasis en que “el transporte por riel constituye el servicio público de más alta jerarquía nacional”. Y agregó: “En nuestro patriotismo, disciplina y cumplimiento del deber, se finca el destino de los Ferrocarriles Nacionales”.

11 de diciembre. El STFRM emplazó a huelga por falta de cumplimiento del contrato colectivo de trabajo. En ese contexto, el secretario general Demetrio Vallejo se presentó a saludar al nuevo gerente e intentó llegar a una conciliación, pero no lo logró. Así iniciaron días de intensa actividad política en el medio ferrocarrilero de todo el país.

El Universal dio la noticia de que los trabajadores pidieron el “pago del 16.6% sobre los 215 pesos de aumento [obtenido en 1958]; atención médica y medicinas para los familiares de los trabajadores; 10% como fondo de ahorro sobre todas las prestaciones; construcción de casa habitación o 10 pesos diarios por concepto de renta”. Puntos que debían ser resueltos antes del 25 febrero para evitar la suspensión de labores.

24 de enero de 1959. El gobierno inició su política de mano dura contra las brigadas de propaganda de Demetrio Vallejo y amenazó con reprimir los futuros “desmanes”. Como resultado, fueron detenidos diez ferrocarrileros y enviados a la cárcel preventiva de Ciudad de México. La Policía Judicial del Distrito Federal los acusó del “delito de disolución social”, así como por lesiones, daño en propiedad ajena, amenazas y robo. El juez doceavo de lo penal Eulalio Aguirre Bárcena los consignó y mandó a encarcelar. Habían sido acusados por el mayordomo de Auxiliares de los talleres de Nonoalco, Mariano Balderas, ante el juez del ministerio público Flavio Sosa Vargas.

Los encarcelados fueron: José de Jesús Martínez Ríos, Pedro Alcalá Sánchez, Rodolfo Canseco Torres, Pedro Torres Esquivel, Francisco Sánchez Jiménez, Francisco Carballo Sandoval, Roberto Rodríguez Salazar, Gonzalo Martínez Salazar, Carlos Lang Islas y Mateo Elizarriturri de la Vega. Eulalio Aguirre Bárcena fue el artífice de incrementar la violencia y represión contra los ferrocarrileros.

En diferentes declaraciones Vallejo dio a conocer que todo apuntaba hacia la huelga: reiteró que sesenta mil trabajadores dejarían de laborar a partir del 25 febrero a las doce horas. El panorama se complicó aún más porque el Ferrocarril de Chihuahua anunció que suspendería labores el 3 de marzo, y el Ferrocarril del Pacífico el día 26 de este último mes. El primero por revisión del contrato colectivo y el segundo por violaciones al contrato colectivo.

25 de febrero. Después de dos meses y medio no se había llegado a ningún acuerdo entre la empresa y el STFRM y las banderas rojinegras fueron instaladas en diferentes centros de trabajo del país. Los huelguistas explicaron que “la conjura roja […] es el apoyo solidario de los trabajadores de todo el país a las luchas de los ferrocarrileros, lo que temen (los dirigentes espurios) es a que con nuestra lucha los trabajadores abran más los ojos y se consolide su disposición de reconquistar sus sindicatos. Planteamos dentro de los términos de la Constitución nuestro problema y dentro de la Constitución nos mantendremos, luchando por los derechos que ella nos concede”.

Ese 25 de febrero los ferrocarrileros exhibieron su fuerza organizada: a pesar de la adversidad, alrededor de 56 000 trabajadores del riel de todo el país se fueron al paro de labores. Fueron los de base quienes principalmente sostuvieron el movimiento. A pesar de que les asistían sus derechos constitucionales, la respuesta del Estado fue que no se cumplieron todos los requisitos para hacer legal el emplazamiento. La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje argumentó que “el sindicato no había presentado ante ese organismo las cédulas de votación individual, con las que, pretendidamente, los trabajadores debían dar su aprobación al emplazamiento”. Los ferrocarrileros rechazaron la medida porque la intervención oficial en la vida interna del sindicato era ilegal.

26 de febrero. Se firmó el convenio que dio fin a la huelga por la revisión del contrato. El pacto sorprendió a muchos porque se esperaba que la dirección del sindicato continuara firme hasta lograr todo lo que se había propuesto.

Huelga en el Ferrocarril Mexicano

El Ferrocarril Mexicano emprendió el proceso para el emplazamiento a huelga, pero fue rechazado por la empresa y la Secretaría del Trabajo. Como alternativa se propuso una prórroga para presentar un nuevo emplazamiento a realizarse el 25 de marzo. Dicho evento coincidió con el emplazamiento a huelga del Ferrocarril del Pacífico, para las 12:30 horas (hora del Pacífico).

Los ferrocarrileros de la Sección 33, de Guadalajara, Jalisco, al igual que los de otras secciones, denunciaron que los medios de comunicación, tanto de la capital como de los estados, solo daban la versión del gerente Benjamín Méndez. Por ejemplo, los ferrocarrileros de la Sección 8, en un boletín que circuló a nivel nacional, opinaron:

“Es del conocimiento de todos ustedes la forma en que la prensa mercenaria de todo el país ha querido desvirtuar el gran triunfo que obtuvo nuestro Sindicato en el movimiento de huelga en los Ferrocarriles Nacionales de México. Triunfo que debe acreditarse a la gran unidad que demostraron los compañeros de los Nacionales, debemos de tomar el ejemplo, ellos no se amedrentaron cuando el gobierno declaró la huelga inexistente y dio 24 horas de plazo para que todos los trabajadores Ferrocarrileros se presentaran a trabajar.”

En el ánimo de los ferrocarrileros huelguistas de 1959 prevaleció el espíritu político combativo, el recuerdo de los paros escalonados, la solidaridad de los diferentes sectores obreros y el proceso de reorganización y acción sindical del año anterior.

De manera determinante, la empresa de FNM dio una respuesta negativa a la petición de prórroga de huelga en el Ferrocarril Mexicano; los trabajadores no la aceptaron y el ejecutivo del sindicato consideró que era una muestra de la intransigencia de Benjamín Méndez. La situación se complicó cuando el Ferrocarril del Pacífico y el Ferrocarril Terminal de Veracruz recibieron la misma respuesta y emplazaron a huelga para el 25 de marzo de 1959.

19 de marzo. Diferentes secciones sindicales en el país dieron muestras de solidaridad. Por ejemplo, el secretario local del estado de Puebla, Eladio Riverolli Castillo, emitió una circular dirigida a los secretarios locales del país y a la Secretaría General del STFRM para manifestar la férrea disciplina y la unidad del sindicato para respaldar definitivamente los movimientos de huelga del Ferrocarril Mexicano, Ferrocarril del Pacífico y Compañía Terminal de Veracruz.

El STFRM demandó, para las empresas mencionadas, el cumplimiento estricto de los contratos respectivos y exigió el pago de 16.66 por ciento sobre los 215 pesos aumentados a los tabuladores el año anterior, así como algunas prestaciones estipuladas en el artículo 86 de la Ley Federal del Trabajo. En caso de estallar las huelgas, consideraba que para el cumplimiento era indispensable la unidad, solidaridad y apoyo decidido de todas las secciones sindicales.

 

Esta publicación es sólo un fragmento del artículo "La fuerza de los ferrocarrileros" del autor Cuauhtémoc Domínguez Nava, que se publicó íntegramente en Relatos e Historias en México, número 113.  

La más grande rebelión indígena contra la conquista. Versión impresa.

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