Huracán Ramírez, la leyenda del ring que nació en el cine

Gerardo Díaz

Una de las máscaras más icónicas de la lucha libre mexicana está inspirada en los poderosos viento y agua con los que un huracán golpea la tierra con fuerza devastadora. La figura del Huracán Ramírez está quizá tan arraigada y reconocida como las de El Santo o Blue Demon, pero su historia no comenzó en el ring para transformarse en mito a través de la pantalla grande, sino todo lo contrario.

 

De la mano del director Joselito Rodríguez, nace en 1953 la película Huracán Ramírez, cuya historia se centra en la vida del joven Fernando Torres, quien ante las carencias familiares decide abandonar sus estudios universitarios para trabajar como cantante, un hecho que decepciona a su padre, el luchador Tonina Jackson. No obstante, el declive en la carrera de Tonina hace que Fernando también luche y adopte una segunda identidad, enmascarada, para ocultarse ante su mentor.

Este guion, basado en el juego de presentar al protagonista con y sin máscara, hizo que varios luchadores profesionales no quisieran el papel. Entonces el director optó por el actor David Silva para interpretar a Fernando, y a Eduardo Bonada para los actos físicos del enmascarado. El personaje gustó y Bonada continuó interpretándolo unos años más, hasta que renunció a él. Es entonces cuando comienza la verdadera leyenda del Huracán Ramírez, ahora con Daniel García Arteaga bajo la capucha.

Nacido en 1926, Daniel llegó a los combates de forma similar a su personaje: a escondidas de la familia y bajo el nombre de Buitre Blanco. Pero al aceptar el papel principal en El misterio de Huracán Ramírez, de 1962, pasarían más de treinta años para que lo abandonara. El nuevo Huracán Ramírez no solo triunfaría en los cuadriláteros del cine en varias producciones más o en giras internacionales por América y en Japón, sino también en los rings profesionales, codeándose en la lona con los mejores y ganando cinturones en hasta cuatro categorías. El público, emocionado, contempló cómo desde la pantalla grande había surgido un campeón.

Una buena condición física lo llevó a un longevo retiro hasta 1987. Su mayor legado es una de las llaves más vistosas de la lucha libre: la huracarrana (o hurracarrana), utilizada hasta hoy por rudos y técnicos en las arenas.

 

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Huracán Ramírez