General Francisco J. Múgica

Gerardo Díaz

 

La amistad entre Lázaro Cárdenas y Francisco J. Múgica determinó que el primero lo nombrara gobernador interino de Michoacán, en sustitución suya, además de asignarle otros cargos de importancia entre los años veinte y treinta del siglo XX.

 

 

De origen michoacano al igual que el presidente Lázaro Cárdenas del Río, Francisco José Múgica nació el 3 de septiembre de 1884. Estudió telegrafía y a los veintidós años comenzó su andar como periodista. Es en este contexto que se adentra en la política y colabora con el Partido Liberal Mexicano, hasta que fue enviado a la cárcel en 1909. Su traslado a Ciudad de México al año siguiente lo acerca a otro grupo opositor: el maderismo.

 

Múgica se traslada al norte del país, donde recibe comisiones del líder antireeleccionista y de uno de sus hombres más allegados: Venustiano Carranza. Ya en campaña, en plena Revolución mexicana, recibe un grado militar y es asignado a las fuerzas de Pascual Orozco. Allí combate con la pluma y el fusil. Fue tanta la confianza generada con Carranza, que colaboró en el gobierno de Coahuila y en el momento en que el gobernador se alzó en contra del traidor Victoriano Huerta, Múgica fue parte de su Estado mayor.

 

Con el triunfo constitucionalista, Múgica desempeñó varios cargos, hasta el asesinato de su jefe y amigo don Venustiano, en 1920. Crítico ante la barbarie obregonista, fue perseguido y tuvo que huir a tierras michoacanas, donde recibió cada vez más protección del general Cárdenas.

 

Grata sorpresa fue el nombramiento de este como presidente. Múgica entonces fue favorecido por su amigo, quien lo designó secretario de Economía Nacional. Ahí llevó a cabo una serie de medidas para pasar a manos del Estado ciertas actividades económicas fundamentales, destacando la creación de Petromex.

 

Ante la inminente expropiación petrolera, Cárdenas solicitó su participación para la redacción del respectivo manifiesto, pues en 1935 escribió “Lineamientos generales de nuestra política petrolera”, un texto que si bien no recomendó al pie de la letra la expropiación, sí propuso la revisión de las concesiones de explotación del subsuelo, la creación de refinerías estatales y la ampliación de la educación petrolera para no depender de técnicos extranjeros.

 

En 1936 fue partícipe de la llamada Ley del Petróleo, donde indicó que “el gobierno faltaría a uno de sus más elementales deberes, si no dedicara la mayor energía en […] que sean los nacionales quienes gocen del bienestar que deben proporcionarles las riquezas del subsuelo mexicano”.

 

Como tal, esta ley no se ratificaría, pues sería filtrada a la prensa antes de tiempo. Sería hasta la presión obrera, que se dice fue influenciada por Múgica, que el tema se retomaría y culminaría con la decisión presidencial de la expropiación. Desgastada su imagen luego de lo anterior, Cárdenas no lo favorece para la sucesión presidencial y Múgica se dedica a diversas actividades, hasta su muerte en abril de 1954.

 

 

El artículo "General Francisco J. Múgica" del autor Gerardo Díaz se publicó en Relatos e Historias en México, número 119. Cómprala aquí