Emiliano Zapata contra Venustiano Carranza

Felipe Arturo Ávila Espinosa

 

Zapata pareció encontrar en Villa el aliado ideal en su lucha revolucionaria. Ambos tenían ideas similares sobre la importancia de la tierra y la injusticia social heredada del viejo régimen y que era urgente superar. Al final, fueron derrotados en el campo de batalla por Carranza y Obregón en 1915.

 

 

Derrotado Huerta, hubo un intento de acercamiento entre las tres corrientes vencedoras de la dictadura. Sin embargo, para Zapata estaba muy claro que, si querían la unidad de los revolucionarios, tendría que ser bajo los principios del Plan de Ayala. El 17 de agosto de 1914, escribió a Venustiano Carranza cuáles eran sus condiciones para una posible pacificación del país:

 

“Efectivamente, el triunfo que dice usted ha llegado, de la causa del pueblo, se verá claro hasta que la Revolución del Plan de Ayala entre a México dominando con su bandera, y para lo cual es muy necesario […] que usted y los demás jefes del norte firmen el acta de adhesión al referido Plan de Ayala y lealmente se sometan a todas las cláusulas del mismo, porque de lo contrario no habrá paz en nuestro país.”

 

Algunos de los líderes del constitucionalismo más proclives a resolver el problema agrario, como Luis Cabrera, Antonio I. Villarreal y Juan Sarabia, se reunieron con Zapata en los primeros días de septiembre de ese año, con el fin de encontrar un acercamiento entre Zapata y Carranza. El Caudillo del Sur les reiteró su postura: solo con la adhesión al Plan de Ayala y la elección del presidente de la República por todos los jefes revolucionarios del país, lo que implicaba la renuncia de Carranza a ser titular del poder Ejecutivo, podía haber un arreglo entre ambos ejércitos.

 

Los enviados regresaron a Ciudad de México e informaron a Carranza la postura zapatista. El Primer Jefe se negó rotundamente a aceptar dichas condiciones y reiteró que el líder suriano tenía que aceptar su liderazgo y reconocer el Plan de Guadalupe. No había conciliación posible. No obstante, Cabrera insistió con Zapata en que hubiera una reunión entre ambos jefes y se mantuvieran las negociaciones, a lo que el de Anenecuilco le respondió con dureza: “ya estoy cansado de pláticas oficiosas, que a lo mejor se prestan a malas interpretaciones por parte de nuestros enemigos. Si el señor Carranza pretende entrar en arreglos, ya sabe cuáles son las condiciones que el Sur establece y esas están en el Plan de Ayala”.

 

Al reunirse los representantes de las tres corrientes revolucionarias en la Soberana Convención Revolucionaria, con el fin de ver si era posible unificar a la revolución, Zapata estableció una alianza con Villa para que los delegados constitucionalistas aceptaran sus condiciones para participar en la asamblea: aceptación del Plan de Ayala, separación de Carranza del poder Ejecutivo y elección del presidente provisional de la República por los jefes revolucionarios. Los delegados zapatistas lograron esas tres cosas.

 

Cuando la Convención votó la aceptación del Plan de Ayala, el presidente de la delegación zapatista, el periodista Paulino Martínez, le pidió a Emiliano le extendiera su nombramiento formal como delegado a la Convención, pero el suriano se negó, argumentando que todavía no se cumplían las condiciones que había puesto:

 

“Que don Venustiano Carranza salga del poder, y no basta que la Convención lo acepte, sino que este salga, pues ya sabrá usted que ha puesto condiciones inaceptables y no es él el que debe establecer esas condiciones […] el sur tiene más derecho para imponerlas, por lo que el retiro de Carranza debe ser incondicional […] Ahora, si Carranza no se separa del poder, como según parece que sucederá, entonces tendrá que desbaratarse esa Convención y por medio de la fuerza de las armas derribaremos a ese personaje que se obstina en no abandonar el poder.”

 

Como es sabido, cuando la Convención votó por la separación de Carranza y nombró a Eulalio Gutiérrez presidente provisional de la República, Venustiano no reconoció esos acuerdos, rompió con dicha agrupación y llamó a los generales que le eran más fieles a enfrentarla. Villa y Zapata sostuvieron al gobierno convencionista y entraron triunfalmente a Ciudad de México al frente de sus ejércitos el 6 de diciembre de 1914. Estalló entonces la guerra civil de la alianza de Villa y Zapata contra el constitucionalismo.

 

 

Esta publicación solo es un extracto del artículo "¿Por qué fue asesinado Emiliano Zapata?" del autor Felipe Arturo Ávila Espinosa que se publicó íntegramente en Relatos e Historias en México número 128