El rotundo fracaso del Gran Premio de México

La carrera de Fórmula 1 de 1970
Gerardo Díaz

 

La anécdota más comentada del Gran Premio de México de 1970 fue el abandono del último campeón, Jackie Stewart, tras atropellar a un perro.

 

 

“Si habrá otro Gran Premio de México, el entusiasmo ciego de los espectadores tendrá que ser frenado de una forma u otra, ya sea por cercas altas o por la culata de un rifle. Mientras tanto, la mayoría de la gente preferiría olvidar México 1970”. Así de contundente informaba la revista especializada Motor Sport a sus lectores las circunstancias y resultados de esta carrera ocurrida en octubre de ese año. Y bueno, razones no faltaban al articulista.

 

Desde el inicio de la competencia hasta los más optimistas podían profetizar un caos por venir. Los propios organizadores cometieron errores de logística e indicaron a la Fórmula 1 que no podían permitir la participación de más de dieciocho vehículos, por lo que hubo que retirar a unos cuantos. Por otra parte, el entusiasmo de los contendientes era poco. La última carrera de la temporada no definía nada, ya que el puntaje del líder era inalcanzable. Peor aún, se percibía un ambiente lúgubre en varias miradas, ya que se coronaría a un campeón de manera póstuma, pues el alemán Jochen Rindt había muerto el mes anterior durante el Gran Premio de Italia.

 

Con todo, el espectáculo debía continuar. El público mexicano se mostró muy emocionado de ver a su compatriota Pedro Rodríguez sobre el asfalto. Aunque tal vez demasiado. De a poco, el espacio entre los espectadores y la pista disminuía. Los espacios marcados como límites eran rebasados y de plano la gente se tendía sobre la hierba alrededor del circuito. El famoso Jackie Stewart pedía de manera amable que se respetaran los límites. Le hicieron efímero caso. En algún momento se temió más a la reacción del público ante una eventual cancelación, por lo que se optó por correr en esas condiciones.

 

Para algarabía de los observadores, los Ferrari apretaron y se pusieron a la cabeza de la competencia. La locura se desataba. Se cuenta que en medio de la carrera varios asistentes cruzaban de un lado a otro con la esperanza de tener un mejor asiento. El colmo fue cuando Stewart abandonó. Al llegar con su equipo, mostró su auto con la suspensión dañada, informando que había atropellado a un perro.

 

Los Ferrari de Jacky Ickx y Clay Regazzoni finalmente vieron ondear la bandera a cuadros. Pedro Rodríguez llegaba sexto y el público se le entregaba a tal grado que algunos invadieron el autódromo, olvidando que quedaban pilotos en competencia. Ante ello, el Gran Premio de México se eliminó del calendario de la F1. Regresaría dieciséis años después, bajo estrictas condiciones de seguridad y mayor compromiso de los organizadores.