Mina –con toda su fama y estrategia guerrillera– no pudo convencer a los dirigentes americanos de un cambio ofensivo en su lucha. Éstos se mantuvieron encerrados e incomunicados en los fuertes –como los de El Sombrero y de Los Remedios–. Estos reductos fueron cayendo ante el desproporcionado número de soldados realistas enviados por el virrey, quienes estrecharon cada vez más el cerco sobre Mina y su división.
Lo anterior y la pérdida gradual de sus compañeros, el egoísmo y envidia de algunos jefes, y la desorganización y malos hábitos de los insurgentes, provocaron una serie de derrotas que decepcionaron a Mina, disminuyendo su ímpetu e ilusión. Después de fracasar en su empresa mayor, la toma de la ciudad de Guanajuato, Xavier Mina se retiró al Rancho del Venadito, donde fue capturado poco tiempo después. Pedro Moreno murió en el lugar y se le cortó la cabeza, siendo clavada en un lugar público de Lagos como escarmiento por osar desafiar al gobierno virreinal.
Esta publicación es un fragmento del artículo “Xavier Mina” de la autora Gustavo Pérez Rodríguez y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 6.
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