"El aceite sustituirá dentro de poco al carbón de piedra y a la leña, y será el único combustible que llegue a usarse. Esta nueva fuente de riqueza descubierta en el país, ha hecho pensar a los especuladores de mayor espíritu de empresa que en México debe haber veneros más ricos que los de Pennsylvania, cuya teoría parece sostenerse por la configuración geológica de la República".[1]
Las predicciones hechas en 1865 por Matías Romero, uno de los estrategas más influyentes y visionarios del desarrollo nacional del México decimonónico, resultaron ser extraordinariamente proféticas, dado que el petróleo estaba destinado a ser la industria más importante del país a lo largo de siglo siguiente. Aun cuando entre1860 y 1890 había habido intentos individuales de algunos empresarios mexicanos de reproducir los descubrimientos de Pennsylvania (Estados Unidos) que habían inspirado a Romero, todos habían terminado en fracaso o decepción. Pasaría otra generación antes de que se hiciera un verdadero esfuerzo por desarrollar la industria petrolífera en el país.
Tal como ocurrió en otros campos del desarrollo industrial fomentado por la élite porfiriana (como los ferrocarriles, la minería y la manufactura), el gobierno recurrió a los empresarios e inversionistas extranjeros.
[1] “Matías Romero a Sebastián Lerdo de Tejada”, 5/abril/1865.