Los beats –único grupo que trabajó “reunido” en nuestro país y que ha sido históricamente incómodo para la élite cultural y la academia– no habrían sido lo que fueron sin su paso por México, sin lo que aquí vivieron, bebieron, ingirieron y escribieron; sin lo que escucharon y experimentaron, sin los bajos fondos, las vetustas cantinas y las fiestas en Garibaldi.