¿De dónde proviene la palabra huracán?

Virginia García Acosta

Las civilizaciones mesoamericanas dieron nombre y forma a las grandes fuerzas de la naturaleza, pero fueron los nativos de las Antillas quienes nombraron como huracán a este tipo de tormentas.

 

En los documentos, periódicos y libros antiguos los huracanes no siempre aparecen con ese nombre. El Diccionario de la Real Academia Española reconoce tal vocablo como una voz taína. En efecto, los antillanos usaban el vocablo hurakán o jurakán para referirse a una deidad relacionada con el fenómeno meteórico en cuestión. En el siglo XVI, fray Bartolomé de las Casas indica que hubo una “gran tempestad, era lo que llamaban los indios en su lengua huracán y agora todos los llamamos huracanes”. Gonzalo Fernández de Oviedo, por su parte, afirmó en su Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme del mar océano, también de esa centuria: “Huracán, en lengua de esta isla, quiere decir propiamente tormenta o tempestad muy excesiva, porque, en efecto, no es otra cosa sino grandísimo viento y grandísima y excesiva lluvia, todo junto o cualquiera cosa de estas dos”.

Para los especialistas, como Graciela B. Raga, el nombre correcto es el de ciclones tropicales, que “son fenómenos que se desarrollan naturalmente en la atmósfera sobre los mares calientes en las zonas tropicales del planeta, y los huracanes son el subgrupo de mayor intensidad”. En la documentación histórica, el término ciclón es mucho más tardío, pues lo encontramos ya hasta el siglo XIX.

La enorme cantidad de nominaciones que aparecen en las fuentes históricas alcanza varias decenas. Pueden ser trombas, lluvias, tormentas o aguaceros, adjetivándolos con bravo, formidable, fuerte, furioso, impetuoso o peligroso, para destacar el nivel alcanzado en efectos e impactos. Una de las denominaciones más graciosamente descriptivas es la de Francisco del Paso y Troncoso en su Epistolario de la Nueva España, al referirse a la “tempestad y terremoto de aire y agua” ocurrido en la villa y provincia de Pánuco en 1551.

Con base en las detalladas descripciones históricas de cada uno de estos casos, los únicos que pueden afirmar si fueron o no ciclones tropicales y, en su caso, huracanes, son los especialistas en las ciencias de la atmósfera.

 

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Historias de huracanes