Cuando veas sus barbas cortar...

Las caricaturas olvidadas sobre Carranza

Agustín Sánchez González

La historia es una lectura de sucesos acaecidos. No solo hay una mirada, hay muchas, pero a veces una se impone al ser avalada desde el poder, o porque está tan bien escrita y estructurada que se tiene que asumir.

La historia de la historia de la caricatura tiene en Salvador Pruneda (1895-1986) a uno de sus artífices y precursores. Humorista gráfico, cineasta, guionista y editor, caricaturista político e historietista, así como historiador de la caricatura y memorioso de su vida. Su trayectoria en el periodismo mexicano es parte de la de su familia, también inmersa en estos ámbitos: su padre, Álvaro Pruneda, y sus hermanos Álvaro y Ernesto, quienes convivieron, en las primeras décadas del siglo XX, con los grandes humoristas gráficos de entonces. Además, su padre y su hermano Álvaro fueron diputados.

Salvador Pruneda luchó en el ejército carrancista, y la caricatura y el periodismo los asumió con disciplina militar. Quizá es el más representativo caricaturista del carrancismo. Su libro La caricatura como arma política es un clásico dentro de los estudios del humor gráfico y allí son contadas las caricaturas dedicadas a Carranza, a pesar de haberse publicado en 1958 y existir una amplia gama de periódicos donde sobraban los cartones dedicados a don Venustiano.

Pruneda trabajó en el periódico oficial El Nacional desde su origen, en 1929, hasta que falleció. El diario era vocero del Partido Nacional Revolucionario, por lo que sus dibujos y cartones tuvieron un carácter eminentemente institucional. Hasta hace algunos años solo existían el libro de Pruneda y el de Manuel González Ramírez, La caricatura política (1955); por ende, ambos sentaron las bases para los estudios posteriores.

Historia y caricatura

Nos interesa Pruneda porque queremos hablar de las caricaturas que le hicieron a Carranza y que, sin embargo, no parecían existir para él. En el par de libros enunciados no se rescataron muchos de los cartones dedicados al llamado Rey Viejo (como le nombró Fernando Benítez); aunque en el de González Ramírez apareció el espléndido dibujo de Pruneda que abre este artículo; sin duda, una joya estética. Una razón pudo ser la censura; otra, la vergüenza de quienes tomaron el poder tras el impune asesinato de don Venustiano.

Visto así, podemos decir que la “historia es de quien la trabaja”, pues, al no existir otros elementos de investigación, estudios posteriores partieron de esas publicaciones iniciales. Además, la caricatura parecía un elemento poco serio, y hasta majadero, razón por lo que los historiadores no solían tomarla en cuenta,más que para ilustrar uno que otro de sus libros, pero hasta ahí.

Las imágenes que representan podrían nutrir y dar contextos de mayor riqueza en cualquier investigación, pero, ante los pocos estudios, no suelen utilizarse, a pesar deque la caricatura contiene parte de la historia de lo inmediato. Los caricaturistas recrean el mundo a través de una perspectiva crítica que abstraen de la realidad y de la que opinan directamente, a través de las líneas de sus dibujos; desnudan lo visto y, con esta mirada, refieren el tiempo en el que viven. Esta visión resulta de una gran riqueza para entender la historia, pues el caricaturista basa su trabajo en personajes públicos y en situaciones cotidianas, lo cual, por cierto, no está exento de opiniones erróneas, dada la premura con que realizan su labor.

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