“Es uno de los álbumes más grandes de todos los tiempos. […] Toda obra artística de nivel superior contiene en sí misma la atemporalidad, y Re lo vas a escuchar dentro de diez años y va a seguir siendo un álbum increíble. […] Para mí siempre fueron uno de los mejores grupos del mundo, no solamente de México y Latinoamérica, y lo siguen siendo”. Gustavo Santaolalla.
Pocos son los artistas que logran trascender para acomodarse en la historia como precursores de algo nuevo, de algo que no se puede definir por la falta de parámetros con los que se le pueda comparar. Justo en este limbo estético se encuentra Café Tacvba, un cuarteto con la sed de reinventarse en cada obra, pues sus integrantes, con sus particulares intereses musicales, escriben y componen sus propias canciones, siempre con la apertura de exponer su trabajo a sus compañeros para hacer de cada iniciativa individual una obra colectiva.
El sonido de Café Tacvba se puede considerar un evento fortuito, ya que al inicio utilizaron instrumentos de bajo presupuesto por la falta de dinero; así, reemplazaron el bajo eléctrico por un contrabajo, la batería por una caja de ritmos, entre otras decisiones que le dieron al grupo un sonido único y con un fuerte carácter mexicano.
La historia de este cuarteto nació cuando Rubén Albarrán, Roberto Silva y los hermanos Enrique y José Alfredo Rangel crearon un proyecto llamado “Alicia ya no vive aquí”. Con esta agrupación hicieron rock durante dos años, hasta la salida de Roberto y la integración de Emmanuel del Real, con lo que comenzaron a buscar su propio sonido; en palabras de ellos: dejaron de hacer rock para simplemente crear música.
El nombre de la banda se debe a un lugar del centro de Ciudad de México que algunos de los miembros recordaban con cariño de su infancia: el Café de Tacuba. Al reflexionar, cayeron en cuenta de que en ese nombre convergían dos culturas que dieron identidad al proyecto de nación llamado México: el café traído por los europeos y la voz de origen náhuatl Tacuba. Al elegir tal nombre, dejaban en claro su origen mestizo, del cual siempre se han sentido orgullosos.
Tras el éxito de su primer trabajo homónimo, la banda tuvo la oportunidad de recorrer el país y conocer la diversidad de su gente y sus culturas, hecho que los llenó de herramientas creativas. Ya con un bagaje más amplio, en 1994 hicieron explotar toda su capacidad al aprovechar la libertad que les ofreció el productor Gustavo Santaolalla y lograron grabar casi todos los temas propuestos: un total de veinte canciones originales que conformaron Re y se englobaban en un concepto donde el ser humano, como centro creador, está condenado a desarrollar su existencia de forma cíclica; en palabras de Rubén Albarrán: “es un disco donde convergen puntos opuestos que se vuelven complementarios en un concepto circular”. Santaolalla logró integrar todos los temas con genialidad y una organicidad que permite que los oídos fluyan dentro de la obra, de principio a fin, para hacer imperceptible su carácter ecléctico.
Con Re, Café Tacvba propone reconocernos como mestizos, reconciliarnos con nuestro pasado para quedar libres de fantasmas o cargas de odio adquiridas por herencia. De acuerdo con esta visión, se necesita un trabajo espiritual arduo, hacer a un lado el ego y aceptar nuestra naturaleza mestiza, no señalando culpables, sino simplemente aceptándonos como únicos en un país único, pero conformado por múltiples culturas, ninguna más importante que la otra y todas con un denominador común: México. Por eso, a veinticinco años, este disco sigue vigente.