La más poderosa organización obrera mexicana consolidó su alianza con el gobierno entre los años treinta y cuarenta del siglo pasado, aunque en ocasiones en detrimento de la clase trabajadora. Con todo, sería uno de los pilares que apuntalaron el desarrollo económico del país.
Fundada en 1936, durante el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas del Río, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) es una organización fundamental para comprender la historia política de nuestro país.
En sus inicios contó con la participación de los sindicatos de la industria (ferrocarrileros, petroleros, mineros, electricistas, entre otros), considerados como las organizaciones obreras más importantes de su tiempo, y dos aspectos fundamentales permiten comprender su creación y permanencia en la política mexicana durante ochenta años ininterrumpidos: la búsqueda de los trabajadores por lograr su reorganización para dar fin a un largo periodo de crisis, lo cual coincidió con la estrategia del presidente Cárdenas para organizar a la sociedad en masas por medio del corporativismo, coyuntura en la que el movimiento obrero encontró un espacio adecuado de participación y organización; por otro lado, el contexto de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el desarrollo industrial nacional llevaron a la consecución del Pacto Obrero-Industrial, el cual contó con la intervención del líder sindical Vicente Lombardo Toledano.
El control de los obreros
Entre los días 21 y 24 de febrero de 1936, la administración cardenista y organizaciones del movimiento obrero emprendieron la tarea de fundar la CTM, organización que desde su fundación adquirió una estructura jerárquica con la conformación de un Comité Nacional constituido por siete secretarios: el general; de Trabajo y Conflictos; de Organización y Propaganda; de Acción Campesina; de Educación y Problemas Culturales; de Previsión Social y Asuntos Técnicos; y de Estadísticas y Finanzas.
La organización más poderosa del sistema corporativo fue justamente la CTM. Además, al estar afiliada al partido oficial, el de la Revolución Mexicana (PRM) –antecedente del PRI–, incrementó su poder. Por otra parte, hizo cumplir con la estructura jerárquica a todas las asociaciones, sindicatos y líderes que la integraron.
Así comenzó una nueva etapa del proceso de dominación de la clase obrera desde la Confederación, al tiempo que el general Cárdenas inició una tradición para solucionar los problemas laborales: hablar siempre con los líderes sindicales y con ello contener la participación directa de los trabajadores. Entonces, los que estaban a la cabeza de la pirámide incrementaron su poder notablemente y las masas obreras vieron cómo su organización participaba, mediante el trato directo de sus dirigentes con el presidente, en las grandes decisiones nacionales.
Los conflictos
En la organización del primer Comité Nacional de la CTM participaron de forma destacada los líderes obreros Lombardo Toledano, Miguel Ángel el Ratón Velasco, Fidel Velázquez Sánchez, Juan Gutiérrez, Carlos Samaniego, Pedro A. Morales y Francisco Zamora. “Por una sociedad sin clases” fue su lema político.
Para ocupar el cargo como secretario general, Lombardo Toledano no tuvo opositor. Sin embargo, para la elección del encargado de Organización y Propaganda surgió un conflicto cuando el Ratón Velasco, militante del Partido Comunista Mexicano, obtuvo ocho votos contra uno de Fidel Velázquez, lo que originó que este último hiciera una tormenta por su derrota. La reacción de Lombardo fue convocar a la unidad y ponerlo en el cargo luego de que Velasco se viera obligado a retirar su candidatura.
Sobre el caso existen diferentes testimonios, entre los que destaca el del propio Ratón, quien argumentó que se impidió su reconocimiento para no dar paso a nuevos dirigentes nacionales y fortalecer a los ya existentes y más cercanos al régimen. La decisión fue un acuerdo tomado entre el gobierno cardenista y la nueva dirigencia cetemista: “Dejar a Fidel Velázquez como secretario de Organización con la condición de que para la Secretaría de Educación y Programas Culturales me propondrían a mí, y en efecto, ya en esas condiciones mi elección en la Secretaría […] fue […] por unanimidad”.
La alianza con el gobierno
La imposición de Velázquez en la Secretaría de Organización y Propaganda marcó la vida política de la CTM, ya que se inició el camino de la eliminación de la pluralidad ideológica. Entonces, las decisiones fueron tomadas entre Cárdenas y Lombardo y se borró la idea de “transformación social profunda y duradera” que supuestamente guiaba a la organización.
Además, dejó ver el lugar otorgado a los líderes de izquierda; por ejemplo, la importancia e influencia de Velasco era infinitamente menor en el sentido de responsabilidad y relación con las organizaciones políticas y sindicales. Asimismo, permitió el posicionamiento definitivo de líderes afines a los intereses del gobierno, como Lombardo Toledano, Velázquez, Fernando Amilpa y Jesús Yurén, entre otros.
Por otra parte, la defensa e intervención de los comunistas en el triunfo que obtuvo Velasco no fueron las más adecuadas. Mientras que el Ratón fue apoyado por la Central Sindical Unitaria de México, los sindicatos electricistas, ferrocarrilero, minero y petrolero, la Alianza de Tranviarios, la Cámara Nacional del Trabajo y la Confederación Nacional de Trabajadores de la Enseñanza; el líder Valentín Campa intervino para hacerlo renunciar y evitar con ello una “ruptura” en el movimiento obrero.
De este modo, al colocar a Fidel Velázquez como secretario de Organización y Propaganda e incorporar a la CTM al PRM, se inició el proceso de poner punto final a la independencia de un gran sector de la clase obrera frente al Estado.
Esta publicación es sólo un resumen del artículo “Los obreros bajo control” del autor Cuauhtémoc Domínguez Nava, que se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 98.
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