El 1 de octubre de 1659 murió el virrey Juan de Palafox y Mendoza, beatificado en 2011

Luis A. Salmerón

Ese día murió en la pequeña ciudad de Osma, España, el obispo Juan de Palafox y Mendoza, quien años atrás concentró en su persona el mayor poder que había recibido un solo hombre en la historia del virreinato novohispano, ya que simultáneamente fue visitador general, obispo de Tlaxcala –tenía su sede en la ciudad de Puebla–, administrador del arzobispado de México, presidente de la Real Audiencia, además de virrey y capitán general de Nueva España.

 

Palafox nació el 24 de junio de 1600 en Fitero, Navarra (España). Hijo de un furtivo romance entre Jaime de Palafox y Mendoza, marqués de Ariza, y una mujer noble que, para ocultar el hecho, mandó ahogar al recién nacido en un río y se retiró a un convento. Sin embargo, el pequeño fue rescatado de las aguas por un viejo sirviente de la familia de su padre, quien finalmente lo reconoció como hijo suyo cuando tenía diez años de edad y le brindó la esmerada educación y posición en la corte que su rango permitía.

 

Nuestro personaje llegó a Nueva España en 1640 con el doble encargo de ocupar la diócesis de Tlaxcala y fungir como visitador para poner orden en el virreinato, tanto en cuestiones políticas como en las referentes a las diferencias entre los cleros secular y regular. Durante su estancia en Puebla, en la península ibérica ocurrieron graves sucesos: el 1 de diciembre de 1640 los portugueses se habían alzado contra Castilla y proclamaron a Juan IV como rey de Portugal; entonces, la Corona española tomó severas medidas contra los portugueses en América y, confidencialmente, ordenó al obispo Palafox –quien contaba con toda la confianza del monarca español Felipe IV– que iniciara una investigación contra el virrey Diego López Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, pues era primo hermano del recién proclamado rey de Portugal. La investigación llevó a su destitución el 9 de junio de 1642 y a la designación del propio Palafox como virrey interino.

 

Don Juan encabezó el gobierno de la Nueva España por sólo unos meses, ya que en noviembre llegó el nuevo virrey. Sin embargo, en ese corto periodo, realizó algunas reformas que su doble posición de administrador político y religioso le permitían, así como cánones para el funcionamiento de la Real Audiencia; organizó compañías de milicias, antecesoras del ejército virreinal, entre otras disposiciones que lo convirtieron en uno de los virreyes más recordados en la historia colonial de nuestro país.

 

 

Este artículo se publicó en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 98.

 

 

La Biblioteca Palafoxiana en Puebla es el legado de Juan de Palafox y Mendoza que llega hasta nuestros tiempos. Dé clic en la siguiente liga para conocer más de este recinto fundado por dicho virrey. http://relatosehistorias.mx/galeria/biblioteca-palafoxiana