Con veinte años de edad, Sóstenes Rocha ingresó al Heroico Colegio Militar en 1851; desde ese año hasta 1860 fue un militar al uso de su época, lo mismo peleó a las órdenes de Santos Degollado que a las de Miguel Miramón, y siguió a sus jefes en los repetidos cuartelazos, motines y cambios de partido que contribuyeron enormemente a que la nación viviera en un caos y una angustia permanentes; pero en ese último año se incorporó definitivamente al partido liberal, al que ya no habría de abandonar ni en las más adversas circunstancias.
Como militar liberal, el general Sóstenes Rocha tomó parte en la heroica defensa de Puebla en 1863 y, junto con los demás jefes del Ejército de Oriente, fue hecho prisionero por los franceses, de los que escapó en Orizaba y volvió a ponerse a las órdenes del gobierno de Benito Juárez, en San Luis Potosí. Fue uno de los jefes de las tropas que escoltaron al gobierno nacional desde San Luis Potosí hasta Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez), combatiendo al lado de su paisano, el general Manuel Doblado, lo mismo contra los mexicanos de Santiago Vidaurri que contra los dragones franceses del general Castagny.
Una vez que el gobierno de Juárez estuvo seguro en la frontera norte, Sóstenes Rocha auxilió a los caudillos norteños, como Mariano Escobedo, Gerónimo Treviño, Francisco Naranjo y Jesús Paz, en la defensa de los extensos territorios del norte del país contra los invasores franceses y sus aliados mexicanos. En 1867 avanzó junto con Escobedo desde el norte hasta el centro del país y recibió el mando del Ejército Republicano del Norte cuando Maximiliano y la mayor parte de sus fuerzas quedaron sitiadas en Querétaro.
Restaurada la República, Sóstenes Rocha fue un apasionado defensor de la legalidad y combatió a quienes se levantaron en armas, desde el general Trinidad García de la Cadena hasta al propio general Porfirio Díaz. Cuando éste último subió al poder, Sóstenes Rocha tenía el orgullo de decir, en cada oportunidad que se le presentaba, que era el único militar en activo que había vencido en el campo de batalla al presidente de la República, quien lo mandó al extranjero a hacer estudios militares durante los cuatro primeros años de su gobierno, pero que luego le permitió volver y lo nombró director del Heroico Colegio Militar, cargo que ocupó de 1880 a 1883.
El 31 de marzo de 1897 murió en la Ciudad de México. Los restos de este valiente militar y político guanajuatense reposan en la Rotonda de los Hombres Ilustres.
“El general Sóstenes Rocha” de los autores Pedro Salmerón Sanginés y Luis Arturo Salmerón y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 12.