Los chihuahuenses conmemoran la Revolución mexicana con más días de actos cívicos que en otros estados porque consideran que en su tierra se desarrollaron las fases apremiantes de ella, las cuales definieron el movimiento político y armado en todo el país. No les faltan argumentos.
Uno muy especial es el 14 de noviembre, donde a través de una cabalgata recuerdan que fue un día como ese cuando los habitantes de Cuchillo Parado (cerca de Ojinaga) y sus cercanías se adelantaron a la iniciativa maderista para tomar las armas el 20 de noviembre de 1910. En un acto valiente, a sabiendas de que un contingente armado fue enviado para apresar a Toribio Ortega, alrededor de setenta hombres montaron sus caballos y se lanzaron a la lucha, tomando formalmente Cuchillo Parado.
En aquel momento Ortega aún no era considerado un general, sino como muchos de los hombres que integrarán la División del Norte, su experiencia con las armas es personal, de un ranchero del norte, hombre de grandes distancias y caminos inseguros que sabe que es mejor poseer un arma, disparar y preguntar después. Fue líder del Club Antirreeleccionista de la zona y enemigo declarado de políticos locales y de oligarcas regionales favorecidos durante el Porfiriato. Sobre todo, le era leal a los que consideraba que podían cambiar el rumbo del país: don Abraham González y Francisco I. Madero.
Por lealtad a ellos dispuso un contingente de Cuchillo Parado para las batallas de Ciudad Juárez de mayo de 1911. Tal vez lo que lo hizo ser uno de los más queridos del villismo, fue que tras la rebelión de Orozco contra Madero, en 1912, no solo desconoció sus argumentos, sino que también fue uno de los primeros en combatirlo en defensa del gobierno. Los chihuahuenses recuerdan que el general Toribio Ortega fue sinónimo de lealtad; de aquel que sin importar su desventaja numérica combatió con valentía, como los héroes tradicionales, hasta su muerte.
Durante la Batalla de Zacatecas, en junio de 1914, un sudoroso Ortega intentó dirigir las brigadas en la ciudad pero la vida comenzó a fallarle. Pancho Villa comprendió al instante que Toribio estaba muy mal y lo envió a Chihuahua para su recuperación. La fiebre tifoidea lo había vencido. Aunque fue uno de los fundadores de la División del Norte villista, es bastante desconocido en el resto del país. En noviembre, cada año se lleva a cabo la cabalgata de 180 kilómetros, de Cuchillo Parado a Chihuahua, para demostrarle su respeto. Es el viaje que hizo Toribio a caballo con carabina en mano.
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Toribio Ortega