Una de las características de la caricatura es desnudar al poder, desmitificarlo. Este cartón es una buena muestra de ello.
En 1912, en la prensa eran frecuentes las acusaciones de corrupción hacia la familia del presidente Francisco I. Madero; el trabajo del caricaturista P. Lon., del que carecemos de mayores datos, es una muestra de esta crítica.
En este cartón, Gustavo Madero va jalando al pueblo, personificado por un jumento que lleva una doble carga: a su hermano Francisco y a su tío Ernesto, mientras la patria queda en el olvido, lisiada, herida y coja, enojada e imposibilitada para alcanzar a la familia del presidente, que resguarda fuertes cantidades de dinero. Desde la visión del caricaturista se presenta la diferencia entre el pueblo y el clan de los Madero, quienes disfrutan del poder mientras la patria está en ruina.
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Agustín Sánchez González. Historiador especializado en caricatura mexicana e investigador en el INBAL. Ha publicado una treintena de libros; entre ellos, Los humoristas gráficos y el exilio en México (2017), y Crímenes y horrores en el México del siglo XIX (2017). En 2019 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Cultural René Avilés Fabila.
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