Los mayas mantuvieron un vínculo estrecho con su medio ambiente: con la tierra y con el cielo, y derivado de ello explicaron sus ciclos de vida a través de la llamada rueda calendárica. Esta relación determinó su vida desde el nacimiento como un cotidiano ritual, marcando incluso su rol social; y aunque su devenir también estuvo determinado por la guerra sus usos políticos y controles territoriales, siempre se mantuvieron acompañados del referente de sus dioses.