Ese día, desde la mañana, un hombre colgaba del patíbulo de la plaza de Venegas de la ciudad de Guadalajara.

Luego de tres años de estar al frente de la comandancia de Guanajuato, a Iturbide se le señaló por una serie de malos manejos.

Los virreyes concedieron atribuciones casi ilimitadas a los comandantes realistas para que, del modo que consideraran más conveniente, pusieran fin a la revolución.

En enero de 1811 el coronel Torcuato Trujillo tomó posesión como comandante militar de la provincia.

El Calavera mira cómo un grupo de personas abre una bolsa enorme y pide cooperación para "la guerra de Texas". El pueblo se agolpa para colaborar, pero la bolsa tiene un agujero y el dinero termina en manos de los militares.  

Santa Anna, a quien se culpa de la derrota, apuntó su dedo acusador directamente hacia el general José Vicente Miñón.