Pietro Gualdi permaneció en nuestro país por más de diez años. La mayor parte de su obra plasma los edificios, plazas e interiores de la ciudad de México, aunque hay algunas notables excepciones como la vista del patio de beneficio de la hacienda minera de Proaño en Zacatecas (ca. 1841-1845). El detalle en sus láminas y óleos nos permite transportarnos al paisaje de la época que retrata, al grado que su litografía Cámara de los Diputados (1841) fue utilizada como base para restaurar la antigua sede del Congreso en Palacio Nacional.
Su obra también es testimonio de edificios desaparecidos, como el Gran Teatro de Santa Anna —después llamado Teatro Nacional—, o de monumentos que nunca se concluyeron, como la columna conmemorativa de la Independencia en la plaza central de la ciudad de México, que quedó en el puro zócalo o basamento. Incluso da cuenta de uno de los momentos más tristes en la historia nacional: cuando la bandera de Estados Unidos ondeó en el corazón de la República entre 1847 y 1848. Por otra parte, sus estampas fueron reproducidas en muchas obras posteriores, aunque en algunas no se le concedía el crédito.
Según diversos autores, Gualdi impartió la cátedra de Perspectiva en la Academia de San Carlos alrededor de 1851 o 1853, donde pudo ser maestro de otros grandes litógrafos, en particular de Casimiro Castro. Sin embargo, Andrés Reséndiz, historiador e investigador del Instituto Nacional de Bellas Artes, pone en duda esta versión porque no “se han localizado documentos que confirmen alguna relación de esta institución [la Academia de San Carlos] con Gualdi, ni con Castro". Lo cierto es que la influencia de Gualdi en los litógrafos posteriores es innegable, sobre todo en el uso de la proporción y la perspectiva.
Esta publicación es un fragmento del artículo “México visto por Pietro Gualdi” del autor Luis A. Salmerón y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 89