En la primera mitad del siglo pasado se elaboró una réplica del penacho de Moctezuma a instancias del expresidente Abelardo Luján Rodríguez (1889-1967), quien hizo las diligencias necesarias para llevar a cabo la empresa, interesado en una descripción de 1887 hecha por la arqueóloga y antropóloga estadunidense Zelia Nuttall (cuya labor de investigación y difusión de las culturas del México antiguo llevaron a que un manuscrito mixteco fuera nombrado Códice Nuttall) en los días en que el tocado de plumas fue trasladado del Museo de Historia Natural de Viena (Austria) al Museo Etnológico, en la misma ciudad.
El martes 11 de enero, el periódico El Universal daba la noticia: “Duplicado del famoso escudo [sic] de Moctezuma. Su costo será de veinte mil pesos”, anunciando así lo que don Abelardo les había comunicado mediante una carta: su intención de recrear la bella prenda. Según el diario, el general que entonces residía en Ensenada (Baja California) había ofrecido dar este “regalo de trascendencia” del cual costearía los gastos hasta el momento en que fuera pasado a “una vitrina o [al] sitio que le corresponda”. El texto periodístico informaba también que Luján Rodríguez había intentado adquirirla, pero que el gobierno austriaco replicó arguyendo que “bajo ningún precio la donaría”; a cambio concedía autorización para que se imitara.
Finalmente, el 19 de octubre de 1940 la réplica del penacho elaborada por el amanteca (artista plumario) Francisco Moctezuma fue entregada. El teniente coronel Alfonso Sánchez Martínez dio el penacho a Castillo Ledón, en calidad de donación por Abelardo L. Rodríguez. Casi un mes después se exhibiría en el Museo Nacional, en la calle Moneda, en el Centro Histórico de la ciudad de México, y años más tarde se mudó al Museo Nacional de Antropología.
Esta publicación es un fragmento del artículo “Un penacho para México” del autor Marco A. Villa Juárez y se publicó íntegramente en Relatos e Historias en México, núm. 81.