Guerreros del siglo XIX, vencedores de Crimea y Sebastopol (antiguo imperio ruso), de Magenta y Solferino (Italia), los temerarios soldados originarios de África del Norte encontrarían su trágico destino en 1862, como parte del ejército invasor francés que cayó bajo los muros del fuerte de Guadalupe, en Puebla.
El Cuerpo Expedicionario Francés había arribado a México en enero de 1862, bajo la supuesta excusa de la suspensión de pagos de la deuda externa que el presidente Benito Juárez había decretado seis meses antes. Estaba compuesto por poco menos de tres mil hombres, provenientes de sus bases coloniales en el Caribe, como la Martinica.
Pero cuando los propósitos franceses quedaron al descubierto, cuatro mil soldados más llegaron desde la metrópoli y de sus colonias africanas para iniciar el avance sobre México. A la cabeza de la lista destacaba el regimiento de los zuavos.
Altamente disciplinados y agresivos, esta unidad de élite era experta en el combate cuerpo a cuerpo y en el uso de la bayoneta. Sus compatriotas los veneraban y sus enemigos les temían. “En su época eran considerados algo así como en nuestros días son los Boinas Verdes [Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos]”, dice de ellos el historiador militar norteamericano Brian Pohanka. Un requisito para pertenecer al regimiento de zuavos era tener una estatura mínima de 1.75 m, medida por encima de los estándares del siglo XIX, incluso para el europeo común.
El nombre zuavo proviene de la palabra zouaoua, referida a una fiera tribu bereber de Kabylie, en las montañas de Argelia, que en la década de 1830 había entrado al servicio del ejército colonial francés. La característica principal era su indumentaria, adecuada para el clima de África del Norte: turbante, chaquetín sin cuello y pantalones abombados. Con el tiempo, cuando un mayor número de soldados blancos comenzaron a integrar esta unidad, su nombre fue adaptado al lenguaje francés y se transformó en “zouave”, en español “zuavo”.
En 1852 el emperador Napoleón III incorporó a los zuavos al ejército regular francés, pero continuaron usando su indumentaria argelina; a partir de entonces participarían en todas las campañas francesas.
Derrotados en Puebla
A finales de abril, 6 500 soldados franceses se internan en México con los zuavos en la vanguardia, bajo el mando del general Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, en su intento por tomar la capital del país. Pero en Puebla, el 5 de mayo, el general Ignacio Zaragoza y el ejército mexicano les bloquean el paso para enfrentarlos en la batalla más conocida de la historia nacional.
Como era de esperarse, el ariete francés es el 2° Regimiento de Zuavos del coronel Gambier, apoyados por la Infantería de Marina. Tres veces los franceses subieron las escarpadas laderas llenas de nopales y mezquites del cerro de Guadalupe, sólo para ser rechazados una y otra vez por los decididos soldados mexicanos que defendían los fuertes en la cumbre.
A pesar del sacrificio de los zuavos, todo es inútil. Bajo la lluvia de la tarde los franceses se retiran del campo de batalla perseguidos por la caballería mexicana. La llamada “mejor infantería ligera de Europa” había sido derrotada.
Esta publicación es un fragmento del artículo “¿Quiénes eran los famosos zuavos que pelearon en la batalla del 5 de mayo en Puebla?” del autor Ahmed Valtier y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 69.