Si bien los conquistadores no tenían la intención de exterminar a los pueblos originarios por cuestiones étnicas o raciales, el proceso de integración o sometimiento de los indígenas implicó servidumbre, explotación, condiciones de casi esclavitud, además de crueldades y abusos, como los referidos en el Códice Osuna del siglo XVI.
El genocidio presupone la voluntad de exterminar a un grupo humano en razón de género, religión, etnia, etcétera. Esa determinación de aniquilar por cuestiones étnicas o raciales no se encuentra presente entre los conquistadores y primeros colonizadores de la América hispánica. Si bien es cierto que la conquista trajo como resultado el fin de una civilización y la muerte de millones de seres humanos que no tenían defensas para los virus y bacterias que llegaron con los españoles, hombres y mujeres que sucumbieron también al caos de los primeros años, a la rapiña, los trabajos forzados y el trastocamiento irreparable de su mundo, los españoles no buscaban exterminar a los habitantes de este inmenso territorio. No tenían la voluntad de acabar con los indígenas, como sí sucedió en las guerras apaches en Norteamérica, en las que la consigna era decididamente exterminarlos, borrarlos del mapa.
El catolicismo tuvo un papel fundamental en la preservación de la población nativa y en las relaciones entre conquistadores y sometidos. Virtudes teologales como la caridad y valores como la compasión y el amor al prójimo eran algunas de las que se exigían a las élites para tratar a los más desfavorecidos y de paso también abrirse las puertas del cielo. La Iglesia católica se encargó de difundir dichos preceptos y en muchos casos abanderar la defensa de los indios que logró paliar los maltratos y abusos en los primeros años de la colonización.
Por otro lado la Corona, al tanto de la alarmante mortandad de la población nativa, había establecido que los indígenas recibirían el estatuto de “miserables”, antigua categoría jurídica que no era un insulto como lo es ahora; sino por el contrario, una protección y tutela para aquellos que estaban necesitados de amparo o eran “seres dignos de compasión”, al igual que las viudas, ancianos, pobres, enfermos, lisiados y huérfanos.
Dicho estatuto comprendía que no se les cobrara en los pleitos, se les diera asesoría legal gratuita o a muy bajo costo, no se les impusieran ciertas penas, se les atendiera primero, entre otras prerrogativas. Incluso se había prohibido la esclavitud indígena a partir de las Leyes Nuevas, tal y como lo señalaba el encarnizado defensor de los indios, fray Bartolomé de las Casas, que los definía así: “[son] las más miserables y más opresas y agraviadas afligidas y desamparadas personas que más injusticias padezcan y más carezcan y más necesidad tengan de amparo, defensión y protección de todas las que hay en el mundo”.
Los españoles buscaban fundar ciudades, poblar, cristianizar y por supuesto extraer la riqueza que fuera posible. De ahí que es un sinsentido afirmar que buscaban la muerte de la mano de obra que justamente les generaría la tan anhelada riqueza. Si se quiere, es un asunto utilitario. Pero acabar con quienes eran los trabajadores, quienes sembraban, construían, reparaban, cocinaban, servían, etcétera, no solo era inútil sino insensato. Y la Corona, las autoridades españolas y la Iglesia algo habían aprendido de la catástrofe demográfica provocada en las Antillas.
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Úrsula Camba Ludlow. Maestra y doctora en Historia por El Colegio de México. Hizo una estancia posdoctoral en la UNAM. Sus principales áreas de interés son la historia cultural, la de las mentalidades, de la sexualidad, de la negritud, de la esclavitud y del México virreinal. Asimismo, se ha especializado en la asesoría de guiones para series históricas y en la difusión de la historia de México en medios digitales y redes sociales. Es autora de diversos artículos y tres libros sobre el periodo virreinal, entre ellos Imaginarios ambiguos, realidades contradictorias. Conductas y representaciones de los negros y mulatos novohispanos, siglos XVI y XVII y Persecución y modorra. La inquisición en la Nueva España.
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“Los españoles genocidas querían exterminar a los pueblos indígenas”