Protagonizó las primeras películas del cine de luchadores y monstruos en México. Su éxito en este tipo de cintas, llevó a Crox a participar en la popular trilogía de La momia azteca. Además estelarizó junto al actor Víctor Junco, la cinta El Enmascarado de Plata, (1952), cuyo título sería luego adoptado por el Santo.
Los sesenta fueron para Crox Alvarado su época más fructífera en cuanto a cantidad de interpretaciones cinematográficas, pues ejerció diversos papeles en 34 producciones filmadas en México y el extranjero; entre ellas, protagonizó las reconocidas Los tigres del ring (1960), junto a los actores Quintín Bulnes y Martha E. Cervantes, y Face of the Screaming Werewolf (1964), con el reconocido intérprete estadounidense de películas de terror Lon Chaney Jr., hijo del legendario actor homónimo.
Destacó también en El rifle implacable (1965), junto al cantante Antonio Aguilar; Juan Pistolas (1966), al lado del también intérprete musical Javier Solís, y Atacan las brujas (1968), en compañía del Santo. A partir de 1970 redujo sus actuaciones a cinco cintas, sobresaliendo La corona de un campeón (1974), en cuyo elenco estuvieron los actores Rogelio Guerra y Andrés García. En los ochenta solo participó en dos cintas. Su última actuación fue en la película cómica El sargento Capulina (1983), con lo que acumuló 92 filmes.
Empero, las actividades de Alvarado en la industria cinematográfica mexicana no se limitaron a trabajos de actuación, pues también se dedicó con ahínco a la labor de guionista de múltiples películas2 y se desempeñó como oficial mayor de la Asociación Nacional de Actores, a lo que unió su intervención en varias obras teatrales estrenadas en Ciudad de México.
Con las estrellas mexicanas
En cuanto a su vida privada, Crox Alvarado contrajo matrimonio en México con la actriz y cantante Amanda del Llano Serrano, a quien conoció en el rodaje de El barbero prodigioso (1942), en la que ambos actuaron en roles secundarios.
Nacida en 1920 en Chiapas, Del Llano inició su carrera artística en 1940, actuando también junto a Alvarado en Recuerdos de mi valle (1946). Para ella siguieron Yo maté a Rosita Alvírez (1947), Espuelas de oro (1948), La Mancornadora (1949) y Reportaje (1952), hasta que, tras protagonizar La rebelión de los colgados (1954), recibió el prestigioso premio Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Tras divorciarse de Alvarado, se fue a vivir a España hacia 1957 para incursionar en el canto. Volvió a México en 1960 y retomó la actuación, pero las complicaciones después de una operación médica le provocaron la muerte en 1964.
Por otra parte, el estrecho vínculo que Alvarado tuvo con Jorge Negrete hizo que el actor costarricense fungiese como testigo de honor en el matrimonio entre el cantante y María Félix, celebrado en 1952. La gran amistad que lo unía al llamado Charro Cantor fue también la razón por la que el luchador resultó una de las personas más afectadas con su prematura muerte en 1953.
Alvarado fue integrante durante varios años de la masonería mexicana. También participó como invitado de honor en el acto de traspaso presidencial que se efectuó en Costa Rica en 1974. Algunos años después se dirigió a El Salvador para visitar a varios familiares (1978) y volvió a viajar a Costa Rica, regresando luego a suelo mexicano.
Finalmente, el 30 de enero de 1984 Alvarado falleció en Ciudad de México, a los 74 años de edad. El hecho provocó la viudez de Olga Copado, su segunda esposa, con quien había contraído nupcias hacía varios años. Tanto con su primera cónyuge, como en su segundo matrimonio, no tuvo descendencia.
Así, como ha acontecido desde antaño con reiteración, la figura de Crox Alvarado representa uno más de los destacados vínculos que han existido en la gran historia bilateral entre Costa Rica y México.
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Estrella del ring y del cine