La mañana del miércoles 26 de mayo de 1965 los periódicos de México dejaron a un lado las noticias nacionales y mostraron en sus primeras planas las fotografías de un duelo boxístico apasionante que prácticamente había dividido a la sociedad estadunidense la noche anterior. En la mayoría se mostraba a un joven Muhammad Ali de pie, eufórico y amenazante ante su rival tirado en la lona.
Lo curioso de la noticia no fue el enfrentamiento en sí, sino el seguimiento que le dio la prensa mexicana. Y es que un año atrás, en febrero de 1964, cuando Cassius Clay, el novato oriundo de Louisville (Kentucky, EUA), retó a Sonny Liston, campeón de pesos pesados, se había reservado el espacio suficiente en la sección deportiva, pero nada más.
Sin embargo, la magia de Clay dentro y fuera del ring traspasó las fronteras de su país tras vencer al Goliat prácticamente invicto (31 victorias por una derrota) en su primer enfrentamiento. Así que ahora, en el duelo de revancha, los ojos de México volteaban a ver “al más rápido, al más rudo y al más lindo”, como se autodefinió al coronarse campeón mundial…
Esta publicación es un extracto del artículo “Flota como mariposa, pica como abeja” del autor Gerardo Díaz Flores y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, número 96.