Entre sus más importantes álbumes, que hasta antes de su memorable concierto en la prisión de Folsom sumaban más de veinte, destacan Bitter Tears: Ballads of the American Indian de 1964, en el cual alude los problemas de los nativos americanos; y Blood, Sweat and Tears de 1963, en el que relata la difícil vida de un trabajador en EUA, entre varios más cuya influencia en algunos sectores de la sociedad, inconformes con las políticas de su gobierno, fue notable.
“Solamente una vez… Do you remember”, se escucha entre los versos cantados por una de las voces de aquel cuarteto considerado el primer supergrupo de la historia del rock. Era el 4 de diciembre de 1956 cuando Jerry Lee Lewis, Elvis Presley, Carl Perkins y Johnny Cash llegaron a los Sun Records Studios de Memphis, Tennessee por diferentes motivos, pero terminaron grabando una larga improvisación vocal acompañada de piano y guitarra. El “Million Dollar Quartet”, como fue llamado, conjuntó el talento de cuatro exitosos veinteañeros que al tiempo se convertirían en pioneros y leyendas de la música grabada.
Aunque Cash fue el que menos protagonismo tuvo esa tarde, su profunda voz marcó una diferencia abismal, tal cual ocurrió cuando apareció en la radio con los sencillos Cry, Cry, Cry, Folsom Prison Blues y algún par más, todos compuestos en Alemania mientras servía en la Fuerza Aérea de EUA interceptando mensajes de radio hacía pocos años, durante el conflicto coreano. Las piezas fueron registradas en Sun Records, adonde Cash había ido a tocar la puerta insistentemente con sus pistas de góspel, hasta que Sam Phillips, el dueño, accedió a darle una oportunidad si buscaba darle un sonido diferente a su música.
Un crudo rockabilly mezclado con góspel, algo de rock, blues y sobre todo country y folk fue el resultado que Cash y su banda, el dúo Tennessee Two, imprimieron a esos primeros sencillos. Consiguieron también, después de tanto ensayar por las noches mientras Johnny vendía de puerta en puerta por las mañanas, su característico sonido Boom Chicka Boom con el que revolucionaron el country. Pero esta original base rítmica y la portentosa voz del cantautor oriundo de Arkansas alcanzarían su mayor fuerza gracias a las temáticas de sus letras.
Así, la historia familiar de Cash, en permanente contacto con un entorno marcado por una profunda polarización racial, guerras y búsqueda de libertades sociales y mejores condiciones de vida, inspiraría sus versos. Desde niño, Johnny tuvo frecuente contacto con problemas como estos, muy cercanos a Dyess, donde vivía. Era una comunidad sureña adonde su familia había llegado gracias a que su padre fuera tocado por uno de los programas del New Deal del presidente Roosevelt con el que a varios les regalaron una casa, un granero y una mula, con el afán de que salieran de su precaria condición.
Entre finales de los cincuenta y los sesenta, Cash imprimió también a estas letras aquellos sonidos del góspel y del country que marcaron su infancia, influida por una fuerte religiosidad y patriotismo. Por otra parte, temas como el final de la guerra, la libertad, derechos civiles y la justicia eran exigencias de una creciente agitación social ante la cual era difícil no tomar partido. La política y la economía; los jóvenes, los migrantes, afroamericanos y nativos; las artes… en todos lados se alzaba la voz y Cash era ya un ícono entre ellos hacia el final de este periodo.
Entre sus más importantes álbumes, que hasta antes de su memorable concierto en la prisión de Folsom sumaban más de veinte, destacan Bitter Tears: Ballads of the American Indian de 1964, en el cual alude los problemas de los nativos americanos; y Blood, Sweat and Tears de 1963, en el que relata la difícil vida de un trabajador en EUA, entre varios más cuya influencia en algunos sectores de la sociedad, inconformes con las políticas de su gobierno, fue notable. Sin embargo, esta misma influencia y su patriotismo lo llevaron a tocar a la Casa Blanca invitado por Nixon, pero esa historia y la acendrada polémica que ocasionó se las contaremos en la siguiente entrega.
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