De cómo al cempasúchil se lo llevaron a la China

Juan Antonio Reyes-Agüero

México era un gran productor de pigmentos de cempasúchil, y de tener la ventaja del innovador, pasó al lejano 4° lugar mundial actual. El especialista en Química de suelos y plantas José Luis Sánchez Millán, afirmó que, para aumentar sus ganancias, varias empresas mexicanas se mudaron a China, Perú e India, donde abunda la mano de obra barata. Con esta decisión, las empresas mexicanas llevaron a esos países los procesos industriales, esquema de negocios, directorio de clientes, tecnología de científicos nacionales pero, sobre todo, el milenario conocimiento de los campesinos mexicanos sobre el cultivo del cempasúchil.

 

A la vuelta del siglo XXI, México fue desplazado del mercado internacional de carotenoides de cempasúchil y el liderazgo lo tomó China. Ya dueña del negocio, impulsó el mejoramiento genético de la especie para pasar de 16 a 26 g el rendimiento de pigmento por kilo de polvo.

Un gramo de carotenoides de cempasúchil cuesta 26 centavos de dólar. La consultora BBC Research, en 2017, calculó que el mercado mundial de estos pigmentos tuvo un valor de 1.5 mil millones de dólares y para 2022 incrementó a los 2 mil millones de dólares. México gasta 26 millones de dólares por la importación de los pigmentos que alguna vez fueron suyos. Según informa el Dr. Sánchez Millán, la empresa Guangzhou Leader Bio-Technology con 6000 hectáreas de cempasúchil en China, es propietaria en Celaya, Guanajuato, desde 2016, del centro proveedor del pigmento de cempasúchil para la industria avícola en el Bajío. Así, China tiene el negocio redondo, con el cempasúchil mexicano, frente a nuestras narices.

Algunas empresas del pigmento del cempasúchil se quedaron en México, defienden el 4° lugar mundial, con el 3 por ciento de la producción mundial. Y los científicos mexicanos, desde sus centros de investigación y universidades, siguen dando la batalla por recuperar el esplendor industrial del cempasúchil. La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) informó, que de 2015 a 2020 “la producción de cempasúchil se ha incrementado 7.5 por ciento”. Pero parte de ese aumento se realizó con semilla de China, del Grupo Akiko, una compañía que fue fundada en 1990.

México tiene el potencial para retomar el liderazgo en la producción de cempasúchil con fines industriales, dicen los optimistas, pues posee todas las condiciones ambientales y científicas necesarias. La SADER conformó, en 2021, la Red Cempoalxóchitl, con la misión de recolectar, conservar y aprovechar el cempasúchil. Ya se cuenta con un banco de 2000 muestras de semilla, realiza trabajos de mejoramiento genético para rescatar, conservar y mejorar las variedades locales. A la fecha, hay 30 variedades de cempasúchil inscritas en el Catálogo Nacional de Variedades Vegetales del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas de la SADER.

No todo está muerto en relación con la flor de muerto. Al menos el optimismo está vivo para recuperar el liderazgo en la producción de cempasúchil ornamental y agroindustrial. En ello trabajan científicos y autoridades mexicanas. Esperemos logren revertir el hecho de haber mandado a la China al querido cempasúchil y, con ello, cumplir lo que escribió Salvador Novo en 1945: “Te miro, cempasúchil, flor de los muertos y de los pobres, enriquecer y resucitar a mi raza”.

 

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De cómo la flor de cempasúchil, con su peculiar color y olor a muerte mexicana, nació en el seno de Mesoamérica y, siglos después, se fue a la China