Todavía está en el centro de la polémica, entre los que se dedican a la crónica del beisbol y los aficionados a la pelota caliente, quién debiera ser considerado el mejor parador en corto a lo largo de la historia del beisbol mexicano. Muchos afirman que fue Guillermo Huevito Álvarez, quien apareció por primera vez en el Parque Delta jugando con la franela de los Pericos del Puebla. Sin embargo, en lo que todos estarían de acuerdo es que al Huevito le tocó jugar esa posición en las dos décadas en que la Liga Mexicana reunió a los mejores jugadores mexicanos, norteamericanos y cubanos.
Buscando en la memoria, uno se encuentra con los nombres de los jugadores que hicieron historia durante los años cuarenta y cincuenta en la Liga Mexicana y que formaron parte de novenas de extraordinaria calidad. Jugaron ahí entre muchos otros: Alfonso La Tuza Ramírez, Epitafio La Mala Torres, El Popeye Salvatierra, El Charrascas Ramírez, El Chamaco García, Adolfo Luque, Ángel Castro, Ramón Bragaña, Beto Ávila, Bill Wright, El Canguro Amaro, Agapito Mayor, Lázaro Salazar, Lino Donoso, Martín Dihigo, Apolinar Pulido Polín, Ray Dondridge, Alejandro Crespo y, desde luego, la figura de Guillermo Huevito Álvarez. La lista podría ser interminable, pero lo cierto es que estos jugadores, además de jugar muy bien, tenían como atletas una gran presencia en el campo, y muchos de ellos corrían las bases con gran velocidad. Al Huevito lo vimos en las paradas cortas, allá en lo profundo del cuadro, engarzando la bola con el guante, soltándola para que Beto Ávila asistiera en la segunda y por arriba de la barrida del out, soltara el disparo a la primera para completar la doble matanza. Sí, aunque parezca mentira, el Huevito Álvarez jugó junto a un buen número de luminarias que abarrotaban el Delta los jueves, día en que las damas entraban gratis. Tal vez la mejor época que vivió este pelotero fue con las Águilas de Veracruz, aunque después se convirtió en estrella en la Liga de la Costa jugando para los Tacuarineros de Culiacán. Fue sin duda un deportista ejemplar que disfrutaba de lo que hacía y que se mantuvo activo como jugador y como manager hasta su muerte, acaecida el 27 de noviembre de 2005. Todavía se escucha la voz del Mago Septién cuando anunciaba la salida al cuadro de las Águilas de Veracruz, en el Parque Delta y con ellos la figura, menuda pero combativa en el campo, de Guillermo Huevito Álvarez.
“Guillermo 'Huevito' Álvarez” del autor Jaime Bali Wuest y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 9.
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