La batalla por Oaxaca

y el camino hacia el Congreso de Chilpancingo
25 de noviembre de 1812

Gerardo Díaz Flores

 

En la segunda mitad de 1812 José María Morelos comandó una campaña vigorosa dentro del territorio veracruzano, al grado de tomar para el movimiento insurgente la importante ciudad comercial de Orizaba el 28 de octubre. Sin embargo, las autoridades virreinales se fortalecieron en Xalapa, esperando un contraataque. Atado a la prudencia, el cura reagrupó a sus allegados en Tehuacán, donde logró reunir un ejército de casi 5,000 hombres.

Sus compañeros de armas como Mariano Matamoros, Hermenegildo Galeana o Nicolás Bravo estaban convencidos de la continuidad de la guerra en Veracruz, pero el caudillo cambió de planes y optó por marchar hacia Oaxaca. Esta importante decisión desconcertó a sus enemigos por igual. Conforme se conocieron los rumores sobre su marcha, incluso se especuló que su verdadero objetivo era Acapulco.

El 24 de noviembre los insurgentes establecieron su cuartel general en la villa de Etla, que dominaba el principal acceso de Oaxaca al centro del virreinato. Ahí se iniciaron los preparativos para el sangriento encuentro. Los defensores de Oaxaca colocaron barreras en prácticamente todas las calles y, reconociendo su desventaja numérica, se posicionaron sobre los imponentes conventos e iglesias de la ciudad.

En la mañana del 25 los insurgentes se aproximaron al cerro de la Soledad con el objetivo de cortar el suministro de agua para la ciudad, y esperando que en su defensa los oaxaqueños debilitaran los otros accesos para iniciar un ataque general. Así se hizo. El asalto fue espléndido. En pocas horas, los insurgentes convergieron en el centro de la ciudad, tras desbaratar las líneas defensivas de todo el perímetro. Alrededor de la una de la tarde Morelos desfiló como vencedor.

La toma de Oaxaca representó para el caudillo una lección, ya no en lo militar, sino en las complejas tareas del vencedor. En otras poblaciones había podido mandar con entera libertad, pero en esta ocasión tuvo que lidiar con una sociedad mucho más compleja y estratificada que otros pueblos por donde había pasado. De hecho, esperó contar con numerosos contingentes de la región, pero estos regimientos demostraron poco entusiasmo y desertaron en cuanto pudieron. Morelos no logró que comprendieran su gran objetivo.

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