En México la muerte huele a cempasúchil. Es un olor que inunda campos, aromatiza panteones y anuncia en los altares la fiesta de bienvenida a los difuntos. Sin embargo, en la historia reciente de esta flor hay un lado oscuro, de congoja, pues a finales del siglo XX se trasladó a China la milenaria experiencia de los campesinos mexicanos en su domesticación y cultivo, hoy parte del patrimonio biocultural de la nación.
Su comienzo divino y su origen terreno
Una leyenda cuenta el origen divino del cempasúchil. El Sol se enamoró de Xóchitl, la hermosa, quien solía pasear por el río cepillando su cabellera. En un atardecer que el Sol le seguía los pasos, decidió transfigurarse en Tonatiuh el humano, para presentarse ante ella. Verse y seducirse mutuamente fue una sola cosa. La hermosa aceptó la cita con Tonatiuh cada anochecer. Recibieron veinte crepúsculos felices, y tristes despidieron veinte alboradas. En la última de ellas, Xóchitl siguió a hurtadillas a su amante, para enterarse a dónde se dirigía tras decirle adiós. Ignorante de lo que pasaba, Tonatiuh caminó al oriente, subió una colina y desplegó la potencia luminosa de su amanecer; junto con el resplandor, la sorpresa encegueció a la hermosa quien, aturdida, cayó a un barranco y perdió la vida. Cuando el Sol vio muerta a Xóchitl, vertió un rayo de luz sobre ella, la transformó en un ramillete de veinte flores de color naranja, para guardar en ellas el calor de lo que fueron sus veinte noches de amor.
Los paleobotánicos, nada románticos, infieren el origen evolutivo de las plantas semejantes al cempasúchil, Tagetae de la familia Asteraceae, en nuestro territorio el escenario de esa evolución fueron sus regiones montañosas, hace 23 millones de años, en el mioceno, reconstruyendo la filogenia o historia evolutiva, con análisis de secuencias de ADN.
El ramillete de las veinte flores y los cien nombres
Los botánicos nahuas sabían que la flor de muerto está compuesta por muchas flores que forman un ramillete, por eso la nombraron cempasúchil (cempoalli, veinte, por extensión, muchas; con xóchitl, flor). Los botánicos modernos, al contarlas, resultan ser entre 155 y 258, en algunos casos pueden ser hasta 300 o 400; a esas flores las nombramos, erróneamente, “pétalos”. Entre los nahuas, el cempasúchil era un conjunto de plantas con características compartidas como el olor peculiar y la flor anaranjada. Los botánicos actuales lo llaman “Grupo cempoalxóchitl”, integrado con variasespecies modernas.
Por sus tantas flores tan hermosas, también tiene muchos nombres muy preciosos. Sólo en el español de México se le nombra: Cempasúchil, Cempaxúchitl, Cempoal, Clemole, Flor de muerto, Nulibé, Pastora, Periquillo, Tlemole y Xumpatsnchitl. Los nahuas le comentaron a Fray Bernardino de Sahagún y al protomédico Francisco Hernández que a las plantas con flores amarillas y con olor intenso las nombraban de varias maneras: Cempoalxóchitl, Chiyahuaxihutl, Copaliyac, Macullxóchitl, Oqulchtli, Tepecempoalxóchiltl, Tlapaltecacayatli, Tlapalxozatli, Tzitziquilitl, Xiuhtontli, Yiahutli y Zacaxochillcostlc. Aun hoy hay nombres diferentes para la flor en al menos trece idiomas originarios de México.
El español vulgar llamó al cempasúchil Clavel de las indias, el ilustrado en latín, Flos indianus. Otros nombres son Clavel turco, Clavel moro y en catalán, Clavel de cap de mort o Clavel cabeza de muerto. En inglés es Marigold, antecedido por adjetivos como African, Aztec, French o Mexican. Marigold, según el diccionario Oxford, deriva del nombre de la virgen y gold, oro, por lo áureo de la flor. En francés la llaman Tagète rose d’Inde. En alemán es Studentenblume, pues en algún tiempo los estudiantes se distinguían por sus gorras color cempasúchil. En Holanda son Afrikaantje, en India y Pakistán hay varios nombres: Galgota, Gendha, Gajra phool y Hanjari. En la vasta Polinesia le dicen Makerita, Melekoula, Merīkōro, Puarang, Saffron y Sauga.
La especialista en botánica Erin Estrada, al revisar el componente vegetal del Códice Florentino, confirmó que cempasúchil es un conjunto de al menos dos especies: Tagetes erecta y T. patula. Tagetes lo nombró desde el siglo XVI el médico alemán Leonhardt Fuchs, probablemente en honor a Tages, el dios etrusco de la sabiduría. Unos 200 años después el sueco Carlos Linneo, padre de la taxonomía biológica, tuvo en sus manos ejemplares de cempasúchil y en el tomo II de su Species plantarum (1753) confirmó el nombre genérico en latín, Tagetes.
Si desea leer el artículo completo, adquiera nuestra edición #181 impresa o digital:
“Flor de muertos”. Versión impresa.
“Flor de muertos”. Versión digital.
Recomendaciones del editor:
Si desea saber más sobre la vida cultural de México, dé clic en nuestra sección “Cempasúchil”.
De cómo la flor de cempasúchil, con su peculiar color y olor a muerte mexicana, nació en el seno de Mesoamérica y, siglos después, se fue a la China