A inicios de siglo XX, Lerdo de Tejada formó la llamada Orquesta Típica con veinticinco músicos, quienes solían presentarse vestidos de charros. Con este grupo amplió su prestigio, se presentó en escenarios internacionales y sentó las bases del nacionalismo mexicano, que habría de ser imitado por otros artistas y dar esplendorosos frutos. Fue también uno de los primeros conjuntos en grabar para la Edison Company, en la Ciudad de México.
De cara a la consagración
Por domicilio tenía un cuarto en el Hotel del Coliseo, anexo al memorable Teatro Principal. En este tiempo –cuenta Gabriel Pareyón– es cuando surgen sus primeras obras, las danzas Bulliciosa, Coqueta, Retobada y Beata bajo la influencia de sus amigos Ernesto Elorduy y Manuel M. Ponce, así como las canciones Te amo y Ya soy feliz, la zarzuela Las luces de los ángeles y el tango El ratoncito. Con su vals El amanecer debutó en el Teatro Principal como director de orquesta en 1899.
La primera década del siglo XX fue la más fecunda y decisiva de su carrera de compositor. En 1901 en la cantina La Noche Buena creó Perjura sobre un texto del poeta Fernando Luna y Drusina, y música de Darío Ramos. Reconocida como la primera canción romántica mexicana de fama mundial en voz del barítono italiano Titta Ruffo, fue prohibida en los salones de la alta sociedad del país debido a su letra inmoral. Siguieron a Perjura, entre otras piezas, Sin ti y Tú bien lo sabes, a la vez que formó su Orquesta Típica con veinticinco músicos “gallardamente vestidos a la usanza del charro mexicano” –escribe Talavera–, con la que él amplió su prestigio y se presentó en la Exposición Panamericana de Buffalo, Nueva York.
Para el periodista cultural Fernando Díez de Urdanivia, no fue Lerdo de Tejada quien fundó la primera orquesta de este tipo: “Aunque se atribuye a Lerdo la fundación de la primera orquesta típica mexicana en 1901, hay datos que permiten dar a Carlos Curti ese crédito, con anticipación de siete años. Lerdo de Tejada tuvo el mérito de llevar la ‘Típica’ a la escena mundial durante la tercera década del siglo XX”, escribió el 20 de noviembre de 2001 en El Universal.
De cualquier manera, “Carlos Curti y Lerdo de Tejada dirigieron a la mundialmente famosa Orquesta Típica, conformada por instrumentos típicos mexicanos como el salterio y el bandolón, o instrumentos tocados al estilo mexicano. Curti fue su director fundador en la década de 1880 y Lerdo de Tejada le siguió los pasos con su propio conjunto, del mismo nombre, al empezar el siglo XX, y aún después. Ambos alcanzaron fama también como compositores de formas musicales ligeras y ambos escribieron para los escenarios musicales mexicanos”, escribe John Koegel.
En 1903 continuó su producción con el vals Ana María, dedicado a su sobrina Ana María del Valle Lerdo de Tejada. Al año siguiente, junto con Guillermo Mellado, Rafael Gascón, José F. Elizondo, Rafael Medina y Luis G. Jordá –estos tres últimos célebres autores de la zarzuela Chin-Chun-Chan–, fundó la Sociedad Mexicana de Autores Dramáticos y Líricos. Poco después creó la canción Las golondrinas, en honor a la muerte de su madre.
Tiempos prolíficos para la Orquesta Típica
Escribe Talavera que a propuesta de Ramón Corral, vicepresidente de México en el gabinete del general Porfirio Díaz, la Orquesta Típica de Lerdo de Tejada acudió a la “exposición que en el año de 1904 se verificó en la ciudad de San Luis Missouri de la que regresó cargado de laureles y una medalla de oro”. Y durante la última década del Porfiriato, Lerdo de Tejada y su conjunto sirvieron a menudo como los representantes musicales de nuestro país en Estados Unidos, donde aparecieron en varias ferias mundiales como las mencionadas de Buffalo y San Luis Missouri. Más tarde, en 1933-1934, se presentaron en la Feria Mundial de Chicago.
Para entonces, su Orquesta Típica es requerida por el restaurante San Carlos anexo al Hotel Iturbide, suceso importante en la historia de la música ya que fue la primera vez que un grupo musical actuó en los principales restaurantes capitalinos. Su inspiración siguió dando frutos, como lo refleja la polka Sangre mexicana, la danza Sin ti y Amada, pieza dedicada a Ignacio de la Torre y Mier en honor de su esposa Amadita, hija del presidente Porfirio Díaz. En 1905 fue uno de los primeros conjuntos mexicanos en grabar varias selecciones para la Edison Company en la Ciudad de México.
Lerdo de Tejada también se dio tiempo para crear la Orquesta Lerdo, con la intención de satisfacer la demanda de trabajo que tenía la Típica, así como de fundar la Sociedad de Compositores Felipe Villanueva, con el fin de defender los derechos de autor. En 1907 compuso la marcha El gran presidente dedicada a Porfirio Díaz, a la que después llamaría Marcha patriótica, ahora en honor del mandatario Lázaro Cárdenas. En octubre de 1909 la Típica acompañó al presidente Díaz en la histórica entrevista con el presidente norteamericano Taft en la ciudad de El Paso, Texas.
En las Fiestas del Centenario de la Independencia sus orquestas se presentaron en el castillo y el restaurante del bosque de Chapultepec. Después inauguró el exclusivo restaurante Sylvain Dupont –primer cabaret de lujo en la Ciudad de México– y se afilió al movimiento maderista en unión de sus amigos Juan Sánchez Ascona, Jesús Urueta y Rodolfo Gaona. Añade Koegel: “La Orquesta Típica de Lerdo de Tejada fue sostenida durante la Revolución Mexicana por gobiernos rivales como una forma de patrocinar las artes nacionales y de exportar la música mexicana. Este apoyo era un arma de dos filos porque los regímenes cambiantes algunas veces intervenían en la organización y actividades de los grupos patrocinados, a los que utilizaban con fines propagandísticos y consideraban sus objetos de control”.
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